La noticia saltó a los
medios cuando se constató que dos ancianos llevaban seis meses viviendo en el
hospital Insular de las Palmas por no tener ningún sitio a donde ir.
Tras este dato, el
gobierno de las Islas
Canarias ha confirmado que al menos otras cuatro personas mayores
viven el la misma situación. Son pacientes a los que se les ha dado el alta y que por
falta de familiares o de dinero para poder pagarse un centro privado, viven en
los hospitales hasta que se resuelva su situación.
La mayoría llegaron a los centros médicos tras una urgencia y ya no
salieron, pues mientras no se resuelve su situación por vía judicial, al menos, cuentan con cierta cobertura
social, alimentación, higiene y cuidado asistencial. Son lo que Sanidad
denomina «dependencia sobrevenida», pues el abandono aparece tras un ingreso.
En 2016 hasta 94 ancianos que residían en los hospitales de las Islas: 56
en Tenerife, 21 en Gran Canaria, seis en Lanzarote, cinco en Fuerteventura,
cuatro en La Palma y dos en La Gomera.
Desde la Sociedad Española de Geriatría se
transmite que no se trata una práctica generalizada y que no hay maltrato, pues
esas personas llegaron al hospital acompañadas por lo que hay que estudiar cada
caso.
Sin embargo, organizaciones de personas mayores, como la Unión Democrática de Pensionistas (UDP) sí
alertan de la situación de abandono
en la que viven miles de personas en España, lo cual constituye una forma de
maltrato, y reclaman más implicación y responsabilidad de las instituciones y
de la sociedad.
Sobre todo se incide la falta de rapidez y eficacia a la hora de derivar a
internos en desamparo de hospitales a residencias y que la falta de denuncia
por parte de las víctimas del abandono hace difícil luchar contra esta forma demaltrato a los mayores.
En Tenerife hay 400 personas en listas de espera para plazas en centros de
dependencia. En Gran Canaria hay 1700 personas en la misma situación. Ese es
otro de los problemas a los que se enfrentan las personas mayores dependientes
que deben afrontar su situación solas.
Las administraciones por su parte, siendo ágil para buscar una solución de apoyo domiciliario o de ingreso en una residencia y la sociedad por la suya,
denunciado y planteando el problema, de manera que se pueda prevenir esta forma
de maltrato, tienen en sus manos que el abandono de ancianos deje de ser una
noticia.