Vuelven los abrazos a las residencias geriátricas

14/05/2021

Muchos centros residenciales, en vista de la drástica reducción de los contagios entre los residentes y el personal, unido a inoculación completa de las dosis correspondientes entre los mayores, comienza a reducir el número de restricciones contra la COVID-19 durante las visitas de los familiares y amigos a las residencias.

Tal y como demuestran numerosos estudios, el contacto físico, es una de las muestras de afecto más importantes para los humanos desde el nacimiento. Desde el momento en el que las madres sostienen y abrazan al recién nacido por primera vez no dejamos de rodearnos con los brazos, palparnos, etc.

En centros de mayores, como los de Galicia, han esperado con muchas ganas el momento de retirar las pantallas protectoras y deshacerse de las distancias de seguridad cuando alguien quería visitar a su familiar mayor. Desde que el representante político gallego Núñez Feijoo explicó que había llegado el momento de volver a dar besos y abrazos, muchos mayores volvieron a reponerse de esta situación tan traumática en la que nos encontramos desde hace un año.

Así pues, el pasado lunes, a primera hora, muchos mayores gallegos recibieron con alegría a cónyuges, hijos, nietos y hasta algunos biznietos, los cuales habían nacido durante el presente y el pasado año, cuando el virus azotaba especialmente a los más mayores.

Atrás quedaron los autoabrazos, el cariñoso acto de abrazarse a uno mismo, pero deseando transmitir al familiar el cariño más profundo posible. Y es que, aunque las videollamadas y las llamadas telefónicas paliaron parcialmente esos sentimientos de soledad, los sucedáneos nunca podrán reemplazar al auténtico contacto.

Por fin, y si el número de contagios y fallecimientos continúa reduciéndose drásticamente como hasta ahora en las residencias, podemos afirmar que los abrazos, los besos y la compañía cara a cara han vuelto para quedarse.

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