Todo el sector esperaba que la Ley de Dependencia trajese consigo un aumento de las ocupaciones y una mejora del sector. Con lo que no pensábamos es con que la redacción de la Ley, la elaboracion de la herramienta de valoración y los primeros decretos iban a dejar tan extenuadas a nuestras administraciones que, después de ese primer spring ibamos a entrar en la modorra.
Seguimos esperando el Real Decreto de acreditación y calidad. Seguimos esperando el Real Decreto de copago y, mientras tanto, cada comunidad autónoma, a falta de marco mínimo común, está creando su propio sistema de dependencia de forma que, cuando todo acabe, muy posiblemente, volvamos a estar como al principio, con diecisiete modelos diferentes con muy poco en común.
AERTE, patronal mayoritaria en la Comunidad Valenciana ha puesto el grito en el cielo y ha dicho que la lentitud en las tramitaciones hace que un 20% de las plazas en residencias de esa comunidad esten vacantes.
Así lo hemos leído en Levante-emv
El retraso en la aplicación de la Ley de Dependencia, aprobada hace
casi año y medio, está teniendo consecuencias en los niveles de
ocupación de las residencias de tercera edad de la Comunidad Valenciana,
que mantienen una quinta parte de sus plazas vacías, según ha
confirmado Aerte, la patronal autonómica de centros residenciales de
atención a la dependencia, que aglutina al 80% de empresarios del sector
en la Comunidad, con más de 200 empresas y 20.000 plazas dedicadas a
este colectivo.
"Claro que nos afecta el retraso. Tenemos ahora un 20% de plazas vacantes
porque el retraso en la aplicación de la ley conlleva un retraso en las
valoraciones de las personas dependientes y, por lo tanto, un retraso en la
ocupación de las plazas", apunta Alberto Jiménez, presidente
de Aerte, que atribuye esta situación al atasco existente en las solicitudes
y a la paralización del bono-residencia y de las plazas de accesibilidad
social -las dos vías de acceso a una plaza residencial de forma subvencionada-
para los nuevos solicitantes.
Cabe recordar que desde enero de este año, la Conselleria de Bienestar
Social excluyó de la convocatoria del bono-residencia y accesibilidad
social a las personas que solicitaban esta subvención por primera vez
y sólamente contemplaba renovar las ayudas a aquellas personas ya ingresadas
en centros (ratificaciones). El resto, los nuevos beneficiarios, eran remitidos
al calendario marcado por la Ley de Dependencia, por lo que la única
posibilidad que tienen es presentar su solicitud para ser valorados como dependientes
y esperar su resolución, situación en la que se encuentran miles
de personas.
Jiménez apunta que la ley establece la creación de una red pública
con plazas concertadas y cuando ésta esté cubierta funcionaría
"la prestación económica vinculada al servicio", equivalente
al bono-residencia, "que es lo que ahora ha quedado paralizado y sólo
se han ratificado los que ya estaban, por lo que el nuevo demandante tiene que
hacer la solicitud, que le valoren, le hagan su plan de atención y esperar
su resolución. Ahora la Conselleria tiene que saber cuántos dependientes
hay para incorporarlos a la red, pero hay un problema de gestión y, con
más de 70.000 solicitudes.