Es un grupo de población con necesidades muy diversas, pues además de patologías o intolerancias, el nivel de actividad de cada persona es muy diferente, por lo que una dieta generalista no es lo más adecuado.
Otra causa que lleva a la malnutrición en las personas mayores es la influencia de los fármacos. Muchos inhiben la sensación de apetito y otros modifican los sabores de los alimentos, haciéndolos menos apetitosos. Además, puede haber causas físicas directas como dificultades para masticar o tragar o problemas digestivos, que desanimen a las personas mayores ante un plato de comida.
Una de las soluciones al problema en las residencias puede ser repetir el cuestionario de manera periódica para llevar un control, no hacerlo solo en el ingreso. También debe medirse la masa corporal.
La malnutrición no debe asociarse a la falta de peso únicamente, también es abundante la obesidad, que causa graves problemas en las personas mayores. Por lo tanto, no debemos pensar que el problema es «que dan poco de comer», si no que la dieta no es la adecuada en función de la actividad y de los condicionantes físicos y farmacológicos de la persona. Para diseñar menús adecuados, es importante que los centros cuenten con un profesional nutricionista, que asignará a cada residente la dieta más adecuada. No hay que perder tampoco de vista que debe ser atractiva a la vista y apetitosa.