La encuesta se realizó a 1409 cuidadores de Reino Unido, concretamente de Escocia, Finlandia, Países Bajos, Finlandia y República Checa, y la presentó el profesor Bob Woods de la Bangor University de Gales.
Algunos de los resultados son constataciones de la
realidad que se vive en el seno de las familias. Así, la mayor parte de los cuidadores que participaron en la encuesta fueron mujeres (82,8 %). Otros
indicadores, en cambio, mostraron diferencias entre los países, por ejemplo, en
los Países Bajos, el 53 % de los cuidadores de la persona con alzhéimer es
el cónyuge, al contrario del resto e países en los que la mayoría de cuidadores
son los hijos.
En cuanto al diagnóstico, la media considera que debería adelantarse para que fuese en las fases iniciales de la enfermedad y señalan que las principales dificultades para que esto se realice son que el profesional no considerara los síntomas relevantes o que no hacía falta diagnosticar y que se rechace que el paciente busque ayuda efectiva.
Hay también un porcentaje entre el 19,2 y el 31,9 % de cuidadores que señalan que antes del alzhéimer se diagnosticó otra enfermedad.
En cuanto a los profesionales que los cuidadores señalan como primer recurso hay grandes diferencias en cuanto a las preferencias entre países, quizá derivadas del la diferente organización de la asistencia sanitaria de cada uno. Como muestra el contraste, el 31,9 % de los cuidadores italianos se dirigirían primero al médico de familia, mientras que para el 83,9 de los escoceses sería su primera opción.
Otra diferencia entre los países es el uso de los diferentes marcadores y técnicas de evaluación como los porcentajes de aplicación de los test de memoria, las entrevistas, los análisis de sangre y las punciones lumbares, que tienen cifras que oscilan de manera llamativa entre los cinco países analizados.
Muy llamativa es la diferencia en cuanto al porcentaje de personas con alzhéimer que son informadas de su diagnóstico: un 59,3 % de los cuidadores italianos señalaron que la persona no había sido informada, frente al 23,2 % de la República Checa, el 8,2 % en los Países Bajos, el 4,4 % en Escocia y el 1,1 % de Finlandia.