En el Comercio Digital de 24 de enero se recoge un resumen de la actividad sancionadora en materia de residencias de la administración Asturiana.
Dos residencias cerradas y quince expedientes sancionadores abiertos a otros tantos centros. Veintocho denuncias recibidas por "atención negligente a los residentes".
La noticia recogida en el artículo hace un curioso giro ya que, después de dar estos datos empieza a hablar de un informe del IMSERSO sobre maltrato a personas mayores y la necesidad de disponer de un protocolo de actuación para atajar el incipiente aumento de casos de malos tratos a ancianos.
La lectura de la noticia es muy recomendable. Especialmente la parte en la que una directora general descalifica los datos del estudio del IMSERSO diciendo textualmente lo siguiente: "No tenemos ningún dato, pero, evidentemente, esos porcentajes (los del estudio) no son reales. Al menos no si entendemos el maltrato a mayores como agresiones". La directora general insiste en que "Asturias no es una comunidad maltratadora". Y yo me pregunto ¿hay comunidades maltratadoras?
Quien se tome un ratito en leer la noticia y las apostillas que incluye verá que cae de forma tremenda en el fomento del estereotipo negativo del sector geroasitencial.
Primero nos da a entender que las residencias son centros de maltrato, al destacar el cierre y sanción de centros geriátricos por "atención negligente". Después trata del tema de maltrato mencionando sólo de pasada que el perfil del maltratador del estudio corresponde normalmente a alguien que cuida a su familiar y que no es un maltratador malicioso y culpable sino, en muchas ocasiones, una mujer que tiene que compatibilizar el cuidado de un mayor y de sus propios hijos o nietos con un trabajo externo. Alguien sometido a estrés que maneja "como buenamente puede" la carga de atención que le ha tocado lidiar.
Recomendable es leer la subnoticia titulada "Perfil del maltratador con polémica".
¿Por qué en la misma noticia se mezclan estos dos temas que sólo se tocan de refilón? Sin duda porque el binomio residencia-maltrato, tenga o no fundamento real, tiene el suficiente morbo como para atraer los ojos de los lectores.