El Centro de Investigación para la Seguridad Clínica de los Pacientes, del que forma parte la Fundación Avedis Donabedian y la Fundación Mapfre Medicina, ha hecho pública la quinta alerta de seguridad en atención sanitaria que lleva por título "precaucinoes en el uso de la contención física o inmovilización de los pacientes".
Según la alerta, que hace referencia a estudios, principalmente estadounidenses, las sujeciones (cinturones, muñequeras, barandillas en las camas, manoplas) son utilizadas en un 32 por ciento de los pacientes en los hospitales terciarios (el mayor porcentaje se sitúa en los pacientes mayores de 65 años). En residencias de ancianos se ha descrito un porcentaje de uso de entre el 31 y el 59 por ciento de los residentes (según estudios americanos de 1990 y 1992)
Entre las causas más frecuentes señaladas en la literatura para la utilización de la contención física destacan la prevención de caídas y evitar la interrupción del tratamiento por parte del paciente.
El documento hecho público, recomienda, en concreto, redoblar esfuerzos para evitar el uso de las inmovilizaciones, valorando el riesgo existente e interviniendo precozmente con medidas menos restrictivas; estimular la formación y entrenamiento del personal sanitario en alternativas que eviten el uso de las sujeciones y observar continuamente a los pacientes que se encuentren inmovilizados, analizando en todo momento la posibilidad de retirada de la contención.
Se han identificado como factores que pueden contribuir a aumentar el riesgo de muerte relacionado con esta práctica la inmovilización de pacientes fumadores, con deformidades, en posición supina (predispone al riesgo de bronco aspiración), en decúbito prono (riesgo de asfixia) o en una habitación sin observación continua del personal sanitario.
En una revisión realizada por la Joint Commission de casos centinelas relacionados con muertes de pacientes que fueron inmovilizados, la causa de fallecimiento en un 40 por ciento de eventos fue la asfixia. El resto de los casos se produjeron por estrangulación, parada cardiorrespiratoria o fuego.
Como criterio general a seguir, la alerta concluye que "las inmovilizaciones deberían utilizarse tan infrecuentemente como sea posible y con las técnicas menos restrictivas posibles. Si se utilizan, deberían aplicarse de forma personalizada, involucrando tanto al enfermo como a su familia".
Para lograr un uso limitado y justificado clínicamente es necesario tener procedimientos y normativas claras: elaborar un protocolo específico (tipos de pacientes, criterios de indicación, medidas preventivas, profesionales responsables, tipos de contenciones y sistemas de control de seguridad), evaluar estrategias terapéuticas y asegurar que la técnica de fijación de catéteres sea segura.