¿Puede una residencia redimir a un político condenado?
Leemos en el periódico El Universal que el que fuera primer ministro italiano Silvio Berlusconi y que tuvo que trabajar durante diez meses en una residencia de ancianos acompañando a enfermos de
alzheimer como parte de una condena por fraude fiscal que le
impusieron los tribunales, ha vuelto a trabajar
en un centro geriátrico del municipio de Cesano Boscone, próximo a Milán.
Según dice la prensa, Silvio Berlusconi, de 78
años volvió a la residencia durante cuatro horas y volvió a acompañar a los
residentes con demencia. Después
manifestó su voluntad de seguir haciéndolo, una vez pasada la condena.
Durante el tiempo de la condena Berlusconi daba de comer a algunos residentes y, principalmente les hacía compañía. Parece ser que, para alguien acostumbrado a ejercer el poder y a verse rodeado de lujos, la experiencia le ha resultado positiva.
El polémico político italiano ha dicho que su
estancia con los enfermos, los voluntarios y los empleados en la residencia ha
sido una "experiencia conmovedora".
¿Es posible que el trabajo con personas que sufren
demencia haya redimido a Berlusconi?
Y si es así, ¿No se debería intentar extenderse esa experiencia a otras muchas personas que cometen delitos pero que quizás no "necesitan" la cárcel sino hacer algo por la sociedad?
En la foto, una muestra de la expectación que generó el primer día de cumplimiento de la condena de Berlusconi en la residencia San Pietro.