Esta excelente noticia se refleja en que ya se hace evidente un descenso en el número de brotes del coronavirus en residencias, así como un descenso en la virulencia de los mismos. Los datos llevan a pensar que se está completando don éxito la inmunización. Además, no se han dado casos de reacciones adversas a la vacuna, a no ser las esperados trastornos como un dolor leve en la zona del pinchazo o febrícula sin mayores consecuencias.
Incluso en las residencias donde no se ha completado la vacunación, con solo la primera dosis, la incidencia y la mortalidad se reducen de manera drástica. Por ejemplo, en Cataluña la mortalidad ha pasado del 30 % al 5% y en la Comunidad Valenciana el número de nuevos contagios cayó un 55 %.
Eso no ha evitado que se produzcan brotes tras la administración de la primera dosis porque las personas ya estaba infectadas o bien porque la protección no es completa, lo que obliga a retrasar la administración de la segunda hasta que se supere la infección. Para evitar estos brotes, es necesario reforzar las medidas de protección contra el virus. No han que olvidar que las personas que viven en residencias geriátricas, en un número muy elevado, presentan pluripatologías que las hacen vulnerables ante cualquier infección, sea por COVID o por cualquier otro patógeno.
Son unas noticias excelentes para el colectivo de las personas mayores que viven en residencias. Ellas han sido quienes más han sufrido el azote de la pandemia y quienes han tenido que pasar la enfermedad, convalecencia sin el apoyo de sus familiares. También muchas han fallecido en soledad. Es de justicia que sean las primeras en contar con la tranquilidad de la vacuna que les permita retomar las actividades como paseos o salidas y, sobre todo, las visitas de los familiares.