En
Inforesidencias nos gusta ofrecer noticias que invitan a vivir la vida con
intensidad y pasión, sin importar la edad.
Nos ha
gustado esta historia venida de Estados Unidos, por su carácter motivador y el
entusiasmo que muestran sus protagonistas, ambos residentes en la residencia
para personas de tercera edad Aventura Plaza de North Miami Beach.
María
Teresa Cobar es guatemalteca de 80 años que no se planteaba ninguna relación, y
mucho menos casarse, pues se encontraba muy mayor. No contaba con que cambiaría
de opinión al conocer a Carlos Víctor Suárez, que ingresó en la residencia con
95 años.
María llegó
a Estados Unidos con 26 años y una hija y trabajó como niñera y cuidadora. Por
su parte, Carlos enviudó y tiene un hijo y dos nietas.
El flechazo
surgió desde el primer momento. Al llegar Carlos a la residencia, María Teresa
le enseñó las instalaciones a Carlos y a partir de ese momento empezaron a
conocerse compartiendo el desayuno o acudiendo a fiestas y bailes. Siempre
estaban juntos, tanto que sus compañeros de residencia les llaman «los tortolitos».
Tras varios
meses de relaciones, él la pidió en matrimonio y, aunque ella dudaba, la
convenció que la ceremonia sería religiosa.
A María Teresa
señala lo que le atrajo de Carlos fue que era muy elegante y amable y
respetuoso.
Para Carlos,
María Teresa es la persona que buscaba.
A la
ceremonia, a la que no faltó un grupo de mariachis, acudió una nieta de Carlos
que declaró que su abuelo está lleno de vida y que no le sorprendió que se
casara de nuevo.
Deseamos
toda la felicidad a la pareja y que el optimismo y que su visión positiva de
los años sean una inspiración para otras parejas mayores que a veces por
convenciones sociales, temor o cualquier otra circunstancia no se atreven a
reconocer la necesidad de las relaciones de amistad o amorosas a cualquier
edad, o dan por terminada una etapa, la de los proyectos e ilusiones antes de
tiempo.