Cómo favorecer el descanso nocturno en las personas mayores

31/03/2022

Tener una buena rutina de descanso es de vital importancia a cualquier edad. Lo recomendable es que el periodo de sueño abarque de 7 a 8 horas, de modo que nuestro cuerpo haya descansado lo suficiente y dispongamos de energía para sacarle el máximo provecho al día. No obstante, es bastante habitual que las personas mayores presenten ciertas dificultades para conciliar el sueño, o mayor somnolencia. En los ancianos, estos cambios en los patrones de sueño vienen provocados por el consumo de algunos medicamentos, falta de actividad, enfermedades crónicas, depresión, entre otras causas.

Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce hasta 88 trastornos de sueño, los más habituales en las personas de la tercera edad son los siguientes: apnea obstructiva del sueño —se producen al menos 10 pausas en la respiración durante al sueño—, síndrome de las piernas inquietas —el afectado presenta periódicos movimientos en las extremidades inferiores antes de dormir—, insomnio, y trastorno conductual del sueño MOR (TCSM) —la persona que lo sufre ejecuta movimientos  con las extremidades o se expresa en alto mediante palabras o gritos durante el sueño—.

Ahora bien, se pueden introducir pequeños cambios en la rutina de los más mayores para favorecer un mayor bienestar en su día a día y también una mejora en la calidad del sueño. Una de las actividades más recomendables es el ejercicio físico; poner en movimiento nuestro cuerpo provocará que consumamos energía y que conciliemos mejor el sueño. Aquellos que presenten mejor movilidad, pueden optar por actividades como el yoga, el taichí —muy en tendencia en los últimos tiempos—, e incluso el baile.

Se pueden incluir, además, algunos ejercicios de relajación. Los más efectivos son: el mindfulness —es decir, la realización de ejercicios de respiración profunda en un periodo de 10-20 segundos, intentando que la persona se concentre en la inspiración y espiración—, ejercicios en los que se guie al anciano a tomar consciencia de sus músculos e ir relajándolos poco a poco, y la introducción de imágenes o recuerdos que generen en el receptor paz y tranquilidad.

Asimismo, hay otros factores externos que juegan un papel de gran relevancia en el descanso de las personas de la tercera edad. Ejemplos de ello son el uso de ropa cómoda, la temperatura idónea para la habitación, y la ausencia de luz y ruido. Los expertos también aconsejan que estas personas hagan uso exclusivo de la cama por las noches; no se recomienda que pasen tiempo en el día en ella, de modo que se asocie únicamente al descanso nocturno.

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