CRECE LA OFERTA DE VIVIENDAS CON SERVICIOS PARA MAYORES

07/01/2004

NUEVAS OPCIONES RESIDENCIALES PARA PERSONAS MAYORES

 

Si, hasta ahora, siempre que se pensaba en servicios residenciales para personas mayores aparecía la idea de residencias (de válidos o asisitdas) y de forma residual, viviendas tuteladas. En los últimos tiempos se impone la idea de las viviendas con servicios. No se trata necesariamente de un establecimiento en el que se presten unos determinados servicios a unas personas "residentes" sino que, en ocasiones son verdaderas comunidades de vecinos que, en vez de tener contratado un portero y un servicio de limpieza de la escalera, tienen tambien servicio de teleasistencia, de atención médica, de comedor, de actividades o de acompañamientos exteriores.

En grandes ciudades como Madrid o Barcelona desde hace pocos años se construyen y venden pisos diseñados de forma que cualquiera pueda vivir en ellos cómodamente (sin barreras, con diseño ergonómico de los espacios y utensilios). No son en si lo que se conoce como "viviendas tuteladas" ya que, de hecho, nadie tutela a las personas que residen en ellos (que suelen ser los dueños de los pisos).

El 29 de diciembre el periódico Cinco Días informaba de la oportunidad de negocio que supone este tipo de modelo.

Al lado de estas iniciativas, también empiezan a crearse modelos del tipo "atención continuada" en los que, en un entorno más o menos amplio existen apartamentos con servicios en alquiler, residencia asistida e incluso módulos sociosanitarios. Recientemente se ha abierto uno en Madrid de la mano de Asispa y próximamente otro en Barcelona promovido por Mutuam. Existen otros en funcionamiento en diferentes lugares de España. Desde hace más de diez años funcionan algunos dirigidos a residentes extranjeros en la costa Blanca y del Sol.

Parece que estas iniciativas marcan un cambio de tendencia ya que durante bastantes años la idea de la vivienda tutelada o vivienda compartida se veía como algo más propio de la iniciativa pública, centrándose en muchas ocasiones en municipios pequeños que pretendían afrontar problemas sociales no vinculados con la dependencia.

Falta por ver cómo afrontarán los nuevos establecimientos privados el proceso de dependencia que vivirá una importante proporción de personas que compran o alquilan viviendas con servicios. Aunque es cierto que una persona que vive en un piso adaptado y con muchas atenciones opcionales puede vivir mucho más tiempo sin necesidad de cambiar de entorno, llegará el momento, en algunos casos, en el que seguir en la vivienda se haga imposible. Tampoco podemos olvidarnos del incomprensible rechazo por parte de algunos propietarios o inquilinos autónomos hacia otros más asistidos. Si se opta por un modelo de atención continuada el problema parece estar resuelto pero incluso en esos casos pueden aparecer problemas cuando la persona o sus representantes se resistan a pasar a recibir otro servicio más "intensivo".

Quizá estamos ante uno de los subsectores con más posibilidades de crecimiento dentro del de la atención residencial a personas mayores. El tiempo lo dirá.

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