Curiosa noticia de Japón

04/03/2019

Japón es la nación con mayor esperanza de vida del planeta. Tiene una alta tasa de envejecimiento, de hecho, para 2065 los mayores de 65 años representarán un tercio de la población del país y los mayores de 75, un cuarto, por lo que se enfrenta a grandes desafíos para cubrir en el futuro las necesidades de su población de edad avanzada. Estos desafíos suscitan soluciones e ideas imaginativas.

En Japón, un snack es un local con barra y karaoke, regentado por una mujer (mama) o un hombre (master), donde se pueden reservar botellas y tomarse unas copas mientras se canta. Los snack se crearon en 1964 durante las Olimpiadas de Tokio como respuesta al endurecimiento de la legislación que regulaba la actividad de los locales nocturnos. En los años ochenta pasaron incorporaron el karaoke y, desde entonces, son pequeños centros de reunión del vecindario y de amigos.

Últimamente, muchos snacks abren también de día, no sirven bebidas espiritosas y se centran en ofrecer este tipo de ocio a las personas mayores. A medio camino entre el negocio y el centro socia, reciben los autobuses de residencias para mayores y ofrece a los ancianos té y pastas mientras se divierten cantando. Son los snacks geriátricos.  

Las personas mayores que acuden a estas reuniones pagan el servicio de su bolsillo. Los clientes suelen superar los 65 años. La mayoría acuden acompañados de sus cuidadores, otros acuden por su cuenta en un vehículo adaptado. El interior del establecimiento es totalmente accesible y cuenta con una puerta de apertura con código para evitar la fuga de personas afectadas de demencia. En el baño hay una cama plegable para cambiar los pañales a los clientes dependientes. La decoración es llamativa y original, como la de cualquier otro snack, sin nada que recuerde a un centro para mayores o personas asistidas. El local cuenta con mesas para sentarse en grupo y una bola de discoteca en el techo. Una sesión de karaoke, barra libre de comida y bebida, con servicio de transporte incluido, puede costar entre 3500 y 8000 yenes según los servicios de comida o bebida que se soliciten.   

El personal del snack está formado por enfermeros, cuidadores, fisioterapeutas y otros profesionales de los servicios geriátricos, que se desplazan hasta el local. Antes de que los clientes visiten el establecimiento, se organiza una reunión con los familiares o el personal de la residencia para fijar qué tipo y cantidad de alcohol puede beber cada uno o si no debe tomar. A algunos incluso les espesan la bebida para evitar la aspiración accidental.

Entre los clientes los hay con el nivel máximo de dependencia o con cáncer terminal. Son personas que creían que nunca volverían a tomarse algo en un snack con la familia o los amigos, y que pueden disfrutar de nuevo de un tipo de ocio al que habían renunciado en un entorno expresamente adaptado para ellos. Las visitas se organizan con mucho tiempo y la frecuencia es de una cada varios meses.

Interesante iniciativa que pude inspirar ideas en nuestro entorno.

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