Una estilo de vida sedentario en una persona mayor puede tener como consecuencia la aparición de enfermedades e incluso la muerte prematura. La tendencia global a la inactividad es mayor en las áreas urbanas.
España está a la cabeza de Europa en cuestiones de sedentarismo. Para pasar del sedentarismo al mayor activo no es necesario dedicar un exagerado número de horas en gimnasios o instalaciones deportivas, bastaría con realizar actividades físicas moderadas: caminar a paso ligero durante treinta minutos diarios, subir y bajar las escaleras de casa o del centro geriátrico —si nuestras circunstancias no lo permiten—, por ejemplo.
Existen muchos modos de mantenerse activo: participar en actividades relacionadas con el baile, hacer senderismo o realizar ejercicios reglados: la gimnasia, piscina, yoga..., como los que se ofrecen en la inmensa mayoría de centros geriátricos y de día.
Pero también a través de actividades cotidianas: yendo a pasear al perro, acompañando a los nietos al parque o, simplemente, saliendo a comprar el periódico o el pan.
Sin duda, mantenerse activo y ágil es fundamental en la tercera edad, pues permite prevenir enfermedades degenerativas y favorece la calidad de vida de quienes practican cualquier actividad deportiva.