España es un país que envejece. La baja tasa de natalidad, el aumento de la
esperanza de vida, la emigración de población joven y el estancamiento cuando
no retroceso, de la población inmigrante es muchas zonas son factores que hacen
poner en peligro servicios, cuando no núcleos de población.
Muchas provincias de nuestro país presentan una población rural dispersa y
altamente envejecida, con una necesidades que son difíciles de cubrir y con
pocas alternativas para revertir la situación de despoblación.
Según el informe
Población y despoblación en España 2016, publicado en enero por la Comisión de
Despoblación de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), a
partir del análisis de los últimos datos de población por municipios
certificados por el INE y publicados en diciembre de 2016, el 50 % de los
municipios españoles están en riesgo de desaparecer.
España tiene 8125 municipios, de los cuales 4995 tienen menos de mil
habitantes, más de la mitad, de estos, 2652 localidades tienen menos de 400
habitantes. De estos casi 5000 pequeños núcleos, la mayoría tienen un escaso o
nulo relevo generacional.
Además, 1286 municipios, contabilizan menos 100 vecinos: 48 más que en 2015
y 358 municipios más de los que había en el año 2000 con menos de 100
empadronados.
Es muy significativo que entre 2015 y 2016, España ha perdido 67 374
habitantes, y la mayoría ha sido en entre la población rural, pues las capitales
de provincia españolas ha ganado unos 14 000 habitantes durante el último
año.
Desde la Comisión de Despoblación de la FEMP se reclaman políticas de
estado que remedien la grave amenaza de despoblación de las áreas rurales.
Sostener e incrementar la población de los pueblos pasa por dotarlos de servicios,
aunque es una situación de pescadilla que se muerde la cola: si no hay niños,
se cierra la escuela, sin escuela, no se instala población joven con idea de
tener hijos; si no hay servicios de ayuda domicilio o centros de mayores, estos
se trasladarán a las ciudades o a residencias que normalmente están en
poblaciones más grandes,… y así pasa con el comercio, las ofertas culturales,
las instalaciones deportivas…
Hace falta un plan de acción a nivel nacional donde los propios ayuntamientos
en coordinación con las autonomías y el Estado implementen acciones directas
que inviertan en servicios y calidad de vida de la población de mayor edad, la
mayoría, y atraiga con incentivos laborales a los jóvenes.