GRAN ÉXITO DEL II CONGRESO FED

07/06/2009

GRAN ÉXITO DEL II CONGRESO FED

Reunir 500 empresarios del sector de la atención en los tiempos que corren ya es un verdadero éxito.  Hacerlo a tres días de unas elecciones es casi una heroicidad.  El programa del congreso cambió varias veces debido a los cambios de agenda de moncloa, la vicepresidencia económica o la ministra de sanidad.

Finalmente fueron el presidente de la CEOE, D. Gerardo Díaz Ferran y la directora general del IMSERSO, Pilar Rodríguez, los encargados de inaugurar el acto.  El presidente de la CEOE destacó el carácter estratégico que tiene para la CEOE el sector de la atención a la dependencia.

La organización optó por un formato que combinaba conferencias impartidas por académicos con mesas de debate en las que las intervenciones eran de cinco minutos precedidas de preguntas concretas, en las que participaron representantes de diferentes administraciones y del mundo de la empresa.

Como colofón, una intervención con del presidene de la FED, Alberto Echevarría, del que ofrecemos un extracto:

La primera conclusión que se desprende de este congreso es que el  gobierno central ha cambiado de posicionamiento respecto al desarrollo de la Ley.

Hasta ahora estábamos acostumbrados a escuchar un doble discurso:

-         Por un lado, la Administración nacional, decía que, la Ley creaba un derecho de ciudadanía, un cuarto pilar del estado de bienestar común en toda España y que, de acuerdo con el texto de la Ley, debíamos tender hacia unos criterios homogéneos de valoración, acreditación, calidad y copago.

-         Por otro, las Comunidades Autónomas, ignorando el mensaje y, apelando a sus competencias, anunciaban iniciativas que nada tenían que ver con converger en un sistema común.

En medio, la FED reclamaba el establecimiento de un marco completo, claro y coherente que regulase el sector de la atención a la dependencia. 

¿Qué podemos deducir de lo escuchado durante el congreso?

Hemos visto a una administración central que hoy destaca que la Ley sólo establece elementos esenciales de un derecho.  Que lo común es únicamente el acceso al sistema de atención a la dependencia y que  la competencia principal sobre casi todos los aspectos corresponde a las comunidades autónomas.  O sea, una administración que parece haber renunciado a crear un nuevo derecho con un contenido esencialmente igual en toda España.

Y aún así, a la hora de hablar de números se nos dice que el sistema está funcionando, dando cobertura a centenares de miles de ciudadanos dependientes y habiendo creado ya cien mil puestos de trabajo, que los empresarios no sabemos visualizar.

A este respecto hemos escuchado que lo poco que será común del sistema de acreditación será la exigencia de unos certificados de profesionalidad para los gerocultores.  Se nos ha explicado qué deberá pasar durante los próximos dos años aunque sin decirnos quién asumirá el coste de un proceso que costará millones de euros y que, en la mayor parte de España, ni siquiera ha empezado.

Otro aspecto en el que vemos un cambio en la administración del estado es el relativo a las prestaciones económicas de la ley:

Hasta ahora se nos decía que el alto número de ayudas económicas para el cuidado no profesional se debía a una situación coyuntural propia de la puesta en marcha del sistema.  Nos decían que con el tiempo acabaría adquiriendo el carácter de excepcionalidad que le atribuye les Ley.

Hoy  nos dicen que los dependientes tienen derecho a elegir y que lo que piden es quedarse en sus casas cuidados por sus familiares.

Creemos que la discusión del modelo ya se hizo en el momento de redactar la Ley y la respuesta fue clara:

Ésta optó por basar el Sistema en la prestación de servicios, en la profesionalidad y en la calidad. En definitiva en que la prestación para el cuidador informal fuese algo excepcional.  Dos años y medio después,  creemos que no le es dado a la administración ignorar lo que establece una Ley.

O sea, que sería absolutamente factible dedicar todo el presupuesto de la dependencia a la prestación de servicios profesionales.

 ¿El dependiente quiere quedarse en su casa? ¡Por supuesto! Pero los poderes públicos deben garantizar que lo haga con la atención profesional adecuada.

 Otra de las conclusiones que podemos sacar de este congreso es que el sistema de atención a la dependencia, tal como está planteado, es insosten ible económicamente. 

No sólo han surgido muchos más dependientes de los que estaban previstos, sino que además la atención resulta más cara y las cuentas públicas se resienten por la crisis.

Hemos oído, desde el mundo académico, que el sistema arrastrará a finales de año un déficit de casi 15.000 millones de Euros, pero ninguna de las administraciones que han intervenido (estatal o autonómicas)  nos ha explicado cómo piensan adecuar el sistema a la nueva situación, por lo que nos tememos que no se lo hayan planteado.

Sobre atención sociosanitaria, hemos oído que los servicios privados de atención a la dependencia están cubriendo servicios sanitarios que correspondería financiar al sistema público de salud.  Que existen tantas realidades como comunidades autónomas y que, a pesar de existir algunos modelos de coordinación sociosanitaria, la ley de la Dependencia está desaprovechando una clara oportunidad.

En conclusión,

Tenemos unos gobernantes que fueron capaces de redactar y aprobar, casi por unanimidad la Ley de Dependencia.  Tenemos una clase política que, en momentos clave, ha sabido renunciar al enfrentamiento en aras del bienestar común, siendo un claro ejemplo el pacto de Toledo.  Tenemos, en fin, a unos dirigentes que tienen la capacidad y la obligación de ser audaces en este momento.

Cuando el viento sopla a tu favor y la mar está en calma, la valía del navegante no resulta relevante. Los errores se corrigen solos y, sin mucho esfuerzo se alcanza el destino.

 Sólo en tiempos de tribulación, cuando todas las decisiones tienen consecuencias,  se puede valorar la verdadera capacidad de quien gobierna. 

 Hoy es uno de esos momentos. 

Podemos seguir adelante, sin rumbo fijo, ocultando los problemas y encontrando en la descalificación del adversario político el único combustible que alimente nuestra carrera.  O podemos dedicar un instante a la reflexión y pensar qué es lo verdaderamente importante.  Tener un momento en mente la esencia, lo que nos mueve a actuar y hacia dónde queremos llegar.

Si los poderes públicos

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