Integración del sistema sanitario con el social: una apuesta por el bienestar de los mayores

La atención sanitaria y la asistencial en España sufren un déficit de coordinación que se ha hecho patente, sobre todo, durante el transcurso de la pandemia de la Covid-19. A esta descoordinación hay que sumar la falta de recursos que sufre el sistema asistencial y el abandono del cuidado al final de la vida, uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las personas de la tercera edad y un reto al que deben hacer frente las ciudades del futuro. El resultado de esta mala organización han sido las notables defunciones que se han registrado en los centros residenciales desde el inicio de la pandemia.

En este sentido, Victoria Camps, presidenta de la Fundación Grifols y patrona de la Fundación Mémora, habló el pasado mes de mayo en un webinario organizado por el proyecto Ciudades que Cuidan sobre la división entre estos dos ámbitos: lo sanitario y lo social. La presidenta pone de manifiesto la división entre las funciones que existe y cómo ha acabado desatendiendo las necesidades básicas de las personas. Defiende los derechos de las personas mayores y exige la obligación de asistencia y cuidados que deben proporcionar los profesionales de la sanidad como los de la asistencia social.

Para los expertos es esencial potenciar una estructura de gobernanza que facilite la unión entre lo sanitario y lo social y, para ello, es imprescindible una relación de conexión digital entre ambos sistemas. Además, los servicios sociales deben tener un apoyo financiero y estructural para lograr una integración de forma rápida y efectiva con la sanidad. 

Por otra parte, este proyecto ayudará a dar visibilidad a las trabajadoras sociales y cuidadoras que hasta ahora continúan sus trabajos con condiciones precarias; de ahí hablar en femenino, es un trabajo muy feminizado. De esta manera, la atención primaria a nuestros mayores será de mayor calidad y con más recursos de los que se venían utilizando hasta el momento.