Las residencias para la tercera edad corren el riesgo de convertirse en centros aislados de la sociedad. Muchas veces están fuera de los núcleos de población y, a menudo, su interacción con el entorno se limita a las visitas de los familiares.
Desde China nos llega a Inforesidencias una interesante propuesta que de un modo sencillo abre muchas posibilidades de
convivencia intergeneracional, de apertura al entorno y de calidad de vida tanto para los jóvenes como para los usuarios de las residencias.
Se trata de una gran residencia geriátrica (2000 usuarios) que alquila por precios muy baratos habitaciones a jóvenes (de momento son 14). Además del alquiler, los jóvenes se comprometen a realizar 20 horas mensuales de voluntariado en la residencia en las que acompañarán y harán actividades con las personas mayores.
El programa se llama «El compañerismo es la expresión duradera del amor» y se trata de ser a la vez voluntario y beneficiario. Las habitaciones se ofrecen a jóvenes que no pueden comprar una vivienda o que sus ingresos no les permiten un alquiler. Son habitaciones amuebladas por 300 yuanes (43 dólares) al mes, que es un China un precio muy bajo (una habitación puede estar en los 1400 yuanes), además de que se puede disponer de servicios adicionales como lavandería, limpieza o comida.
Las 20 horas de acompañamiento pueden ser desde una conversación informal a leer un libro, enseñar nuevas tecnologías, hacer caligrafía tradicional, aprender idiomas, etc.
Muchos profesionales jóvenes que tienen dificultades económicas para poder acceder a la vivienda optan por esta luchan por esta opción. Además del bajo alquiler, está la situación de los centros geriátricos, cerca de los lugares de trabajo.
El programa de la residencia fue creado conjuntamente por la residencia y las autoridades locales de asuntos civiles. Se propone una solución que palía grandes problemas: la falta de una solución residencial asequible para los jóvenes, la soledad de las personas mayores y el aislamiento generacional. Los jóvenes voluntarios residentes con un contrato de arrendamiento económico proyectan energía y vitalidad, los mayores aportan su tiempo y experiencia vital y se mejora la calidad de vida de todos.
A finales de 2017, China tenía 241 millones de
personas mayores de 60 años.