Los investigadores, Diana Furcila, Javier de Felipe y Lidia Alonso-Nanclares,
han trabajado en una región del hipocampo, la denominada CA1, que es clave en
la orientación espacial y en el procesamiento de la memoria. Estos dos aspectos
suelen ser los primeros que presentan síntomas y los que indican que la
enfermedad está presente.
Se han utilizado imágenes obtenidas con microscopía láser confocal, que han
mostrado la posible relación entre la presencia y distribución de distintos
tipos de placas seniles y también neuronas con la proteína tau
hiperfosforilada. La densidad y distribución de las placas y de las neuronas
alteradas presentan gran variedad entre los pacientes. Esto significa que el
alzhéimer no es una patología que funciones de manera única, ni siquiera en
pacientes que tienen rasgos comunes en las alteraciones que presentan.
La principal conclusión, que es además clave, es que la clasificación de los distintos estadios en los que se clasifica la enfermedad puede ser que sea demasiado general. Los cambios individuales el el hipocampo, tanto microanatómicos como neuroquímicos, sugieren que cada caso es único y que se debe ser prudentes cuando se generalizan en clasificaciones que abarcan a todos los pacientes.
Se trata de un importante avance en el conocimiento de esta enfermedad tan dramática. Aunque la búsqueda de un remedio se vea como un objetivo lejano, afinar en el diagnóstico individualizado permite abrir una puerta a la esperanza de los pacientes actuales y futuros, con tratamientos diseñados para cada enfermo y en la fase en la que se encuentre, tanto si todavía tiene la autonomía suficiente como para vivir solo, si ya necesita apoyo en el domicilio o, en las fases avanzadas en las que precisa asistencia especializada en residencias gerontológicas.
Información interesante para todos aquellos que tienen que convivir con el alzheimer.