La exitosa campaña de vacunación ha conseguido que en España los índices de contagios y mortalidad por COVID-19 hayan descendido de forma notable. Sin embargo, ahora se plantea un reto, la administración de la tercera dosis los mayores de 70 años y a las personas inmunodeprimidas que no han generado anticuerpos contra el coronavirus. España tiene 6,9 millones de personas mayores de 70 años, de las cuales más del 92 % tienen la pauta completa de vacunación.
La prioridad se ha establecido como se hizo en las primeras dosis, por tramos de edad. Lo más sencillo, como entonces, es administrar las vacunas a los mayores que viven en centros geriátricos, pues se desplazan los equipos sanitarios y pueden administrar los pinchazos de manera rápida.
La estrategia que se va a seguir para el resto de personas mayores que no viven en residencias para la tercera edad es administrar la tercera dosis de forma simultánea con la de la gripe estacional. Como la tercera dosis debe inocularse con al menos seis meses de diferencia de la segunda, prácticamente todos los mayores de 70 años ya pueden empezar a recibirla.
Aquellos que recibieron vacunas de ARN, mensajero (Pfizer-BioNTech y Moderna), que son la gran mayoría de esta franja de edad, repetirán suero. Aquellos que recibieron la monodosis de Jansen, probablemente recibirán una dosis de ARN mensajero, aunque todavía se está evaluando. La tercera dosis se registrará de la misma manera que las anteriores en el certificado común de la Unión Europea. Se espera que la gran mayoría de personas susceptibles de recibir la tercera dosis, esté con ella antes de fin de año.
Recibir las dos vacunas (contra la COVID-19 y contra la gripe) no es un problema, al contrario, es recomendable. Se ahorra tiempo y desplazamientos tanto de profesionales como de la población y se optimizan los recursos con la administración de dos vacunas en una misma cita.