El consorcio multidisciplinar que está haciendo el seguimiento y ha presentado el estudio formado por entidades y científicos vinculados al alzhéimer y cuenta con el asesoramiento técnico de la OMS. Los primeros resultados son de Argentina y Grecia y señalan que las personas mayores, tras el paso de la COVID-19, sufren con frecuencia frecuencia un deterioro cognitivo persistente, además de la falta de olfato.
También se observa que personas con lesión cerebral, neuroinflamación y alzhéimerexperimentan un incremento en el deterioro cognitivo tras la infección y son más propensos a tener un bajo nivel de oxígeno en sangre tras un breve esfuerzo físico, así como una mala condición física general.
Aunque es todavía pronto para sacar conclusiones, los datos parecen apuntar en una sola dirección: las personas mayores con deterioro cognitivo tienen muchas posibilidades de que la infección influya de manera negativa en su salud tanto física como mental. A esto se debe unir que las condiciones de aislamiento social que imponen las medidas anticontagio contribuyen de manera decisiva también al deterioro si se prolongan en el tiempo.
Las consecuencias en las personas mayores de la pandemia, tengan o no deterioro cognitivo, son un grave problema de salud y social que debe se debe empezar a abordar ya por parte de los responsables de salud.