«La felicidad se puede considerar más una actitud que un estado y en ese
sentido, influyen en gran medida los factores personales tales como la
valoración que hacemos sobre lo que nos pasa, experimentar los momentos
positivos o agradables de forma consciente —una pauta muy relacionada con el mindfulness—, la gratitud que mostremos
hacia lo que tenemos y experimentamos y las decisiones que tomemos», afirma
María García, psicóloga de Blua de Sanitas. «Y por supuesto, uno de los
factores principales que intervienen en la felicidad de las personas es la
calidad de sus relaciones. Aunque obviamente inciden también factores externos
y materiales, lo hacen en menor medida y de forma temporal», asegura García.
«Aunque quizás pueda ser poco realista establecer una ecuación exacta sobre cómo alcanzarla, a día de hoy sí que se han identificado algunos factores comunes o universales que juegan un papel principal en la obtención de la felicidad y muchos de ellos podemos favorecerlos en nuestra rutina diaria», comparte María García.
Algunas recomendaciones son:
Y… ¡practicar! La felicidad es una actitud más que un estado; entender que puedo ser feliz, pero esto no significa que tenga que estar alegre continuamente.