La lectura, más que una afición en las personas de la tercera edad

01/04/2022

La lectura no constituye únicamente una afición con la que pasar el rato, divertirnos, o sentir todo tipo de emociones, también puede aportar numerosos beneficios a nuestra salud —concretamente, a nuestra salud cerebral, tan importante como la física—. 

La lectura es una actividad que nos ayuda a envejecer óptimamente; favorece la actividad cerebral y refuerza las conexiones neuronales, logrando aumentar la reserva cognitiva de las personas. Esta última se define, en palabras de la psicóloga Emma Navarro de Palencia, como «la resistencia de nuestro cerebro a preservar sus funciones y hacer frente a un posible daño neurológico. Sería la optimización de los recursos cerebrales y un mecanismo protector de daño cognitivo, es decir, una defensa frente a enfermedades neurodegenerativas». Esta reserva cognitiva protege además contra el deterioro que se deriva de la vejez, y su nivel viene dado por algunos factores comunes: factores genéticos, el tipo de trabajo que se haya realizado, la experiencia y el estilo de vida de cada persona y la escolaridad. Tomando este asunto como base, se han realizado estudios para identificar qué hábitos pueden provocar un aumento de esta reserva cognitiva, y muchos de ellos han evidenciado una relación positiva entre la lectura y la reducción del deterioro cognitivo. De este modo, se muestra que el deterioro cognitivo puede ralentizarse o prevenirse por medio de actividades intelectuales que propicien la multiplicación de conexiones entre neuronas y los impulsos nerviosos.
 
En el momento en que nos sumergimos en un libro, no solo se produce el disfrute del mismo, sino que también se estimula nuestra función cognitiva y mejoramos nuestra capacidad cerebral; ejercitamos la atención y la concentración, la memoria, la imaginación y la creatividad. También fomenta la empatía, nos permite trabajar en la ordenación de ideas, relación de conceptos, el lenguaje, y estimula las neuronas. Asimismo, beneficia a las personas mayores en otros dos aspectos igualmente importantes: la socialización y el descanso. En cuanto al primero, es innegable que el hecho de poder comentar un libro con otras personas que lo han leído resulta una experiencia aún más enriquecedora, a la par que favorece que se dé un flujo de interacción entre ellas. En cuanto al segundo, el hábito de leer puede ayudar a conciliar el sueño, sobre todo si se lleva a cabo antes de dormir, puesto que se hace una asociación entre lectura y descanso.

Así, podríamos decir que, al igual que por medio del deporte fortalecemos los músculos, por medio de la lectura, fortalecemos nuestra mente.


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