La SEGG advierte a las personas mayores de la ola de calor

11/07/2019

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recuerda a través de la siguiente nota de prensa que los mayores de 65 años corren más riesgo de sufrir un golpe de calor, al presentar en un porcentaje importante alteraciones del centro termorregulador que producen una menor sensación de calor que no activa la necesidad de protegerse ante el mismo. «Disminuyendo además la percepción de sed, causando un alto riesgo de deshidratación, especialmente en los mayores que sufren una enfermedad neurodegenerativa, sobrepeso, enfermedades crónicas o tienen prescritos fármacos que favorecen dicha deshidratación», explica el DrFrancisco Tarazona Santabalbinavocal clínico de la SEGG. Además, en estas circunstancias, hay que tener en cuenta, la alta tasa de personas mayores en situación de discapacidad y dependencia física con alteraciones funcionales que dificultan el cambio de vestimenta y la adaptación del entorno.

Calor en residencias de ancianos

 Efectos de la ola de calor

Cuando la temperatura de nuestro cuerpo rebasa los 41 grados se produce un proceso conocido como hipertermia, alterando los mecanismos de regulación térmica de nuestro organismo y originando el temido cuadro conocido como golpe de calor, situación en la que el organismo humano no puede responder ante las altas temperaturas y que tiene graves  repercusiones que, en los casos más severos pueden provocar un fracaso orgánico irreversible.

Desde la SEGG se quiere destacar la importancia de saber detectar los síntomas de la hipertermia, como son: dolor de cabeza, la sensación de boca seca y pastosa, las náuseas y vómitos, la sensación de mareo, la presencia de escalofríos, la piel seca y enrojecida, los calambres musculares en brazos, piernas o vientre, la desorientación, la pérdida de conciencia, los cuadros confusionales y  la ausencia de sudoración ante las altas temperaturas.

El principal mecanismo corporal ante un incremento de la temperatura corporal es una dilatación de los pequeños vasos periféricos, a través de la cual se favorece el paso de la sangre por la piel. Este mecanismo fisiológico, unido a un aumento de la sudoración, favorece la pérdida de calor por evaporación, lo que puede llevar a una perdida importantísima de líquidos que repercute a nivel de los distintos órganos (riñón, corazón, cerebro…) del cuerpo humano.

Además, «si la temperatura exterior es muy alta y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada, se inicia un proceso de deshidratación, en el que la presión arterial desciende, aparece sensación de debilidad e incluso calambres musculares; si esta situación no se corrige debidamente y progresa, se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido, la temperatura corporal asciende progresivamente hasta cifras que superan los 40 grados, entrando en una situación de hipertermia y, en caso de que el proceso progrese, se puede llegar a una situación de shock hipovolémico en el que se produce un fallo de los distintos órganos y sistemas, observándose en los casos más graves episodios de convulsiones y una disminución del nivel de conciencia que puede provocar el coma», comenta el Dr. Francisco Tarazona Santabalbina.

 Recomendaciones de la SEGG para prevenir la hipertermia

 Para evitar todos estos problemas en las personas mayores, es esencial la prevención de la hipertermia, para este fin desde la SEGG se aconseja: 

  • Un buen aporte de líquidos. La falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir frecuentemente agua, infusiones, zumos de frutas aunque no se tenga la sensación de sed; y evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
  • Realizar comidas ligeras, evitando así las digestiones pesadas.
  • Evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas, sobre todo en las horas de mayor intensidad (12-16 horas) y con una humedad relativa alta (mayor del 60 por ciento).
  • No realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.
  • Mantener la casa fresca y ventilada.
  • No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
  • Evitar llevar ropa ajustada y elegir tejidos ligeros, como el algodón y de colores claros, preferentemente.
  • Es recomendable, además, el uso de sombreros o gorras que protejan nuestra cabeza del sol.

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