«La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología quiere hacer un llamamiento a la prudencia y dejar constancia de la necesidad de esperar a que las resoluciones de la FDA y EMA garanticen la seguridad y eficacia de la tercera dosis de vacunas de la COVID-19.
«En los últimos meses, afirma José Gutiérrez, portavoz de la SEGG, hemos constatado que las vacunas frente al SARS-CoV-2 han demostrado ser seguras y eficaces para prevenir la COVID-19 y para disminuir sus complicaciones y su letalidad».
En los estudios realizados, se ha objetivado que estas vacunas generan inmunidad humoral y celular en las personas que las reciben, pero no son concluyentes sobre la persistencia de la misma y arrojan ciertas dudas sobre una disminución progresiva de la inmunidad, con el paso del tiempo.
Esta posible pérdida de protección ha llevado a diferentes organismos a proponer la administración de una tercera dosis. Sin embargo, en el momento actual, no se dispone de ensayos clínicos que avalen la eficacia y seguridad de la tercera dosis».
En definitiva, en estos momentos, los datos no avalan que se necesite de manera inmediata un refuerzo de la vacunación con una tercera dosis, pues se están evaluando los grados de inmunización a medida que pasa los meses. Y, en el caso de ser necesaria, lo sería para personas inmunodepromidas o con patologías que aconsejan una protección extra.
Por otra parte, la OMS reclama una moratoria en las posibles terceras dosis hasta septiembre a las compañías y los países que controlan el suministro global de vacunas, para intentar alcanzar que el 10 % de la población de cada Estado del mundo esté inmunizada. Hasta ahora, el 80 % de los pinchazos corresponden a países ricos.