La sexualidad forma parte de la persona, va más allá de la función reproductora y los años hacen que varíe, pero no que se pierda. Cierto es que existen factores biológicos y psicológicos que influyen en el deseo sexual y disminuyen la capacidad, aunque los mitos y prejuicios también influyen y contra esos se debe actuar.
Aunque parezca algo extraño, lo mismo que hay un taller de jardinería, otro de manualidades y un club de lectura, puede ser interesante impartir un taller de educación sexual. No por tener muchos años se sabe todo, incluso a veces, por el momento histórico vivido, se es un gran ignorante.
También talleres de formación en este aspecto para los profesionales, para que sepan respetar y preservar la intimidad de los residentes, establecer los límites, identificar comportamientos inadecuados, conscientes o inconscientes, por parte de los usuarios o de ellos mismos, preguntar a las parejas si desean habitaciones juntas o separadas, tanto a las que ingresan como a las que surjan, pues es natural que con la convivencia las personas se enamoren, sean de la edad que sean.
Es importante tener una mente abierta y entender que la sexualidad es un concepto amplio, que no se reduce al acto sexual solo, o ni siquiera a veces se pretende, por ejemplo, querer estar junto a otra persona, recibir una caricia, es lo que se espera.
Sobre este tema, quien esté interesado puede leer el siguiente artículo de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología:https://www.segg.es/info_prensa.asp?pag=35&cod=200.