Es cierto que la
estación veraniega favorece los viajes en familia, la conciliación de la
vida familiar… Sin embargo, no son pocos los ancianos que viven en centros geriátricos o están ingresados en otras instituciones por problemas de salud y
pasan los meses de verano sin recibir visitas familiares que, durante el
resto del año, los van a ver con cierta asiduidad, lo que provoca
sentimientos de aislamiento y soledad en la población mayor.
Para combatir estos sentimientos, el estudio «Combatir la soledad de los mayores» propone distintas estrategias de interés:
Sin duda, prestar atención a estos detalles permitirá que la persona mayor que vive en un centro geriátrico sin su familia no experimente estos sentimientos. Por otra parte, si la
persona anciana vive en su hogar, el verano puede ser una etapa
estupenda para acudir a un centro de día, donde realizar actividades que favorezcan el envejecimiento activo y socializar, o disfrutar de una estancia de verano en una residencia para personas mayores,
donde gozará de la atención necesaria por parte del personal del
centro, participará en talleres y desarrollará su faceta social.