La labor de las auxiliares de enfermería no es tan conocida como la de otros profesionales sanitarios (médicos, enfermeras…), sin embargo, su papel es clave. Entre sus funciones están las siguientes: proporcionar una adecuada higiene, ingesta e hidratación; hacer los cambios posturales, vigilar el descanso nocturno, el estado basal y el cumplimiento de las indicaciones médicas y terapéuticas que promueven su salud; registrar todos los parámetros clínicos, informar y dar respuesta a cualquier otra necesidad requerida por el mayor, escuchar activamente a los residentes y ofrecer apoyo emocional.
En los centros ORPEA, según explica la doctora Pérez, «las auxiliares de enfermería brindan cuidados asistenciales personalizado siguiendo siempre el plan de atención centrada en la persona y las pautas especiales indicadas por los profesionales del equipo multidisciplinar del centro (médico, enfermería, rehabilitadores, psicólogo, etc.)».
Por todo ello, favorecen el mantenimiento de la funcionalidad para la realización de las actividades básicas de la vida diaria en todos los usuarios de las residencias, pero en especial cuando se incrementa la dependencia física y cognitiva.
Para los residentes con alzhéimer «Las auxiliares de enfermería son la voz y los ojos de los pacientes con deterioro cognitivo. Son quienes más conocen al paciente y cumplen un rol muy significativo, porque al estar con asiduidad con los mismos usuarios, pueden reconocer cambios en el comportamiento y alertar a médico o enfermera de cualquier situación anómala que observen», asegura la directora Sanitaria de ORPEA Ibérica.
Las auxiliares de enfermería conocen las situaciones y problemas más frecuentes de las personas mayores institucionalizadas, y saben cómo fomentar su autonomía e independencia, haciéndolos partícipes de sus cuidados y transmitiéndoles tranquilidad y seguridad. Además, suelen ser profesionales que sienten agrado y empatía por las personas mayores y sus necesidades. Otras cualidades importantes son la sensibilidad, paciencia, capacidad de escucha y habilidades comunicativas, lo que les permiten mantener una buena relación de confianza con los residentes.
Con el fin de mejorar las actitudes y aptitudes de las auxiliares de enfermería, ORPEA cuenta con programas de formación continua en la que se abordan temas fundamentales como el buen trato y la prevención del maltrato, atención a la enfermedad de Alzheimer, cuidados paliativos, gestos y movilizaciones, etc. Estos cursos están enfocados a propiciar «una reconducción adecuada de las actuaciones y conocimientos para un abordaje laboral eficaz donde se asegure una atención cualificada, cálida y especialmente humana».