Ojo con el uso de braseros para paliar el frío

17/01/2018

Los braseros eran una habitual y reconfortante fuente de calor que ha ido perdiendo su vigencia. Sin embargo, no hay invierno en el que no se tenga que lamentar alguna desgracia asociada a su mala combustión que ha provocado gases tóxicos o a que han provocado un incendio.

Estos incidentes suelen producirse en zonas rurales y en hogares en los que viven personas mayores que, generalmente, no disponen de otro medio de calefacción.

Los más antiguos consisten en un recipiente con brasas que se colocaba debajo de la mesa camilla y los más modernos son eléctricos, tipo salamandra, y también se sitúan en el mismo lugar.

BraseroY no solo son peligrosos por provocar quemaduras o intoxicaxiones, expertos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG)recomiendan a las personas mayores no calentarse con braseros pues aumentan el riesgo de contraer enfermedades víricas como consecuencia de que su uso causa cambios bruscos de temperatura; es decir, sentados alrededor de la mesa camilla, tapados con las faldas y con los pies al lado del brasero la temperatura es muy fuerte, pero en el momento en que la persona se levanta, el resto de la habitación está sensiblemente más fría y no digamos el resto de la casa si no se tienen fuentes de calor adicionales como estufas o radiadores.

También aumenta la aparición de varices al concentrarse la sangre en las piernas y el calor también incrementa en riesgo de sufrir mareos e hipotensión cuando la persona se pone de pie.

Las personas mayores con problemas cardiovasculares, respiratorios y neurodenegenerativos son las más expuestas a padecer o sufrir alguna de estas incidencias o patologías, pues su sistema inmunitario es más débil y sufren de mayor fragilidad. También están expuestas a sufrir más accidentes aquellas que por costumbre mantienen esta fuente de calor como principal, sin que se vea apoyada por otras alternativas.

Debe tenerse en cuenta que en España viven casi dos millones de personas mayores solas, y que un porcentaje de ellas no residen en domicilios acondicionados ni reciben la atención debida.

Ante estas situaciones, deben incrementarse los apoyos sociosanitarios, no dejar a las personas mayores solas, proporcionar ayuda domiciliaria, facilitar ayudas para la instalación de calefacción y cuando es necesario, propiciar el ingreso en una residencia de la tercera edad cuando el deterioro cognitivo o la pérdida de movilidad lo hacen aconsejable. Con estas medidas se evitarían esos terribles accidentes que todos los inviernos se registran y los graves problemas de salud que conlleva el uso de los braseros.

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