Imagina una residencia de tercera edad en la que una enorme fachada escalonada está tapizada de plantas comestibles a forma de enorme huerto urbano. Hasta aquí parece normal, ahora empieza lo curioso. Las plantas se cultivan sin tierra y obtienen sus nutrientes de los excrementos de unos peces que viven en unos enormes tanques de agua de lluvia y que también se crían bajo la supervisión de los propios residentes. Parte de la alimentación de los residentes proviene del pescado y hortalizas que cultivan y parte de la energía de una pequeña planta de biomasa que quema los residuos agrícolas de los huertos.
¿Increible?
Lo han propuesto en Singapur, una ciudad estado en la que viven muchas personas mayores y tiene tan poco territorio que casi todo lo que comen debe ser importado.
En la página web en la que explican el proyecto, uno de los promotores dice "Hemos diseñado este concepto para Singapur, pero hay la posibilidad de que se aplique en cualquier lugar que disponga de una fachada y una cubierta que permita el cultivo de plantas."
Desde SPARK, promotores de la idea dicen: "Estamos dispuestos a ver como el proyecto se materializa en algún momento en el futuro. El concepto es una solución realizable que afronta problemas reales y acuciantes a los que se enfrentan muchas ciudades en crecimiento del mundo."
O sea, que se trata del sueño de un diseñador.
Como quienes han difundido la idea con varios fotomontajes impresionantes son un arquitectos y diseñadores nada se comenta del modelo de cuidado aunque sí nos hablan de que cada residente vivirá en apartamentos que oscilan entre los 35 y los 165 m2. Los más grandes permitirían la convivencia de miembros de famiilas de diferentes generaciones.
Quizás cuando el envejecimiento llegue al 30% veamos cosas que ahora nos resultarían más chocantes. De momento, seguiremos viendo como cada vez más residencias geriátricas sus huertos urbanos y algunas van más allá y afrontan verdaderos jardines terapéuticos