Residencia para mayores mejor, que rotar por las casas

27/06/2018

Es habitual cuando una persona mayor se vuelve dependiente que los los hijos se organicen de manera que esta pase temporadas en los domicilios de ellos. Bien por meses, bien por temporadas, el caso es que la persona mayor deja su domicilio habitual y va rotando, con mayor o menor fortuna o arraigo.

 

Excepto en pocos casos, salir del domicilio y vivir por turnos en casas de los hijos  suele repercutir en la salud de las personas mayores. Se llama el «síndrome del anciano viajero»

"anciano golondrina" o "anciano maleta"

. Los cambios son de hábitos pues cada familia se organiza de una manera, de alimentación, de espacios, cambiar de habitación e incluso tener que compartirla por temporadas, perder las referencias sociales en el barrio… incluso cambios de alimentación, higiene o control de medicación.

Anciano golondrina o maletaNo todas las personas que se hacen cargo de un familiar disponen del espacio, tiempo, dedicación e incluso ganas suficientes. Cabe plantearse si la solución no crea una merma en la salud tanto física como emocional de las personas mayores y, si se llega a esa conclusión y no es posible de ninguna manera que permanezca en su domicilio con apoyos, es el momento de plantearse que la solución de una residencia para la tercera edad es lo mejor, pues proporciona la estabilidad y cuidados que la persona mayor necesita. 

"Anciano maleta", de casa en casa cada varios meses

También hay que plantearse hasta qué punto que las personas mayores roten de casa en casa no es un maltrato en algunas ocasiones. Si la persona está de acuerdo y contenta con la solución, por supuesto que no lo es, pero si de lo que se trata es de un «apaño» por parte de los familiares que lo asumen como una carga y la persona mayor no se siente acogida, pues entonces, sí lo es.

 

En el años 2050, según estimaciones de la OMS, 2000 millones de personas serán mayores de 60 años. Cada vez las personas mayores son más proactivas con respecto a las decisiones de dónde y de qué manera quieren vivir. Las empresas que gestionan residencias plantean formas novedosas de convivencia. La decisión de con quién y cómo se quiere vivir debe ser tomada por la persona afectada en función de sus necesidades y deseos.

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