Con la llegada del buen tiempo, no son pocas las oportunidades para realizar alguna excursión cercana o emprender un viaje estival y la tercera edad no tiene por qué ser un impedimento para disfrutar de estas salidas.
Sin embargo, cuando la salud es delicada o existen limitaciones físicas, elegir un destino vacacional puede resultar algo complicado. Para estos casos, los viajes organizados en grupos o con asistencia suelen ser la mejor decisión, pues cuentan con personal suficiente como para atender ampliamente las necesidades de los viajeros. Un buen ejemplo de viaje en compañía son los cruceros.
Otro factor a tener en cuenta es el clima del lugar de destino, pues las altas temperaturas y el exceso de humedad pueden causar fatiga y deshidratación.
Por último, conviene explicar al médico de cabecera
el plan del viaje, quien de seguro sabrá aconsejar a los
viajeros mayores qué actividades deben evitar o, incluso, qué medicamentos deben llevar con ellos.
Finalmente, es fundamental contar con un seguro de viaje, pues es la forma de evitar tener que costear facturas médicas elevadas en caso de necesitar atención en el extranjero. Los viajes organizados y cruceros suelen incluir este tipo de seguro. Pero, si el mayor realiza el viaje por cuenta propia en la Unión Europea, conviene que lleve la Tarjeta Sanitaria Europea, que puede solicitarse por Internet a la Seguridad Social.