Aunque el estudio se han hecho con las personas que viven en residencias geriátricas, a las que se les ha administrado la vacuna de Pfizer, se considera que los resultado son extrapolables a los de la vacuna de Moderna, pues también usa la misma tecnología de ADN mensajero.
La muestra estudiada ha sido de 881 personas mayores de 13 residencias vacunados con Pfizer. Todos se sometieron a test rápidos de detección de anticuerpos a los tres meses de la segunda dosis. Para seguir valorando la respuesta inmune, se repetirán cada tres meses.
En el estudio también se analizaron los efectos secundarios de la inmunización con las distintas vacunas que se están administrando, y se ha concluido que casi tres de cada cuatro personas no han experimentado síntomas o estos han sido leves.
Para esta segunda parte del estudio se ha encuestado a 5500 personas vacunadas entre el 19 de abril y el 6 de junio sobre los efectos secundarios de todas las vacunas administradas. El efectos secundario más común ha sido molestias en el brazo. El siguiente síntoma más común es el malestar general o cansancio.
Los efectos secundarios reportados, de los más leves a los que han cursado con fiebre o más malestar, son habituales e indican que el organismo está respondiendo a la vacuna y generando protección. Todos se ajustan a los datos reportados en los ensayos clínicos y las fichas técnicas de las vacunas.