Cuando una persona mayor dependiente necesita ingresar en una residencia pero carece de recursos económicos, debe acudir a los servicios sociales de su ayuntamiento o barrio. Tras algunas entrevistas en las que se evaluará su situación de salud, económica y social, se le podría asignar una plaza en una residencia pública o en una privada que ofrezca plazas concertadas con la administración. Esto no significa que la persona no pagará nada, sino que abonará lo que la ley considera que puede pagar.
Todas las plazas públicas están vinculadas a la obtención de un grado de dependencia. Para ello, es necesario tramitar la solicitud para que un equipo de profesionales realice una valoración y emita un informe sobre el estado del solicitante. Actualmente, los tiempos de espera son tan largos que muchas familias se ven obligadas a pagar durante unos meses una residencia de mayores privada mientras esperan una plaza pública.
Recientemente, han surgido iniciativas y empresas que ofrecen soluciones para las personas que no pueden pagar una residencia pero tienen una propiedad inmobiliaria. El Programa Pensium, la pensión vitalicia y la hipoteca inversa son conceptos que, aunque actualmente poco conocidos, probablemente se convertirán en opciones comunes en los próximos años. El principal desafío es el cambio de mentalidad que estas soluciones requieren.
Hasta ahora, hemos pensado que lo que ahorramos a lo largo de nuestra vida se lo dejaremos a nuestros hijos en forma de herencia. Sin embargo, es posible que tengamos que reconsiderar esta idea y ver esos ahorros como un medio para asegurar nuestra calidad de vida en la vejez.
Afortunadamente, hoy en día existen fórmulas en el mercado que permiten a las personas mayores pagar la asistencia que necesitan sin que la familia pierda su patrimonio. Por ejemplo, el Programa Pensium permite que quienes tienen una vivienda en propiedad la utilicen para cubrir los costos de la residencia sin necesidad de vender o hipotecar el inmueble. Con este programa, la familia obtiene los recursos necesarios para pagar la residencia gracias al alquiler de la vivienda, y Pensium les adelanta hasta el doble del alquiler mensual desde el momento de la firma del programa. Estas aportaciones anticipadas se recuperan siempre con el alquiler, evitando que la familia tenga que desembolsar dinero en ningún momento.
Así, se mantiene el patrimonio familiar y los ahorros, ya que los recursos necesarios los aporta el Programa Pensium.
Otra opción es la pensión vitalicia o la hipoteca inversa, aunque en estos casos se obtienen recursos a cambio de ceder la propiedad de la vivienda (pensión vitalicia) o de hipotecarla (hipoteca inversa), lo que afecta directamente a la herencia de los hijos.
Aun así, debemos seguir exigiendo a las administraciones que encuentren formas creativas para prestar servicios a quienes lo necesitan pero no pueden pagarlos.