Al mudarse a una residencia geriátrica, ya sea por elección propia o a instancias de la familia, se producen cambios significativos en la vida diaria, a los que la persona deberá adaptarse, aunque a veces pueda resultar difícil.
Conscientes de esta realidad, muchas residencias disponen de un "protocolo de acogida", un documento diseñado por el equipo de profesionales del centro para facilitar la llegada y adaptación del nuevo residente.
El proceso de adaptación es más llevadero si la persona es consciente de su situación y comprende la decisión de vivir en una residencia. Para que la transición sea lo más suave posible, es recomendable que, antes del ingreso, la persona haya visitado el centro, hablado con la dirección, los profesionales y, si es posible, con algún residente. Según los expertos, los cambios en la rutina diaria (horarios, comidas, actividades) se aceptan mejor cuando no se perciben como una imposición, sino como algo que la persona conoce y puede elegir.
Sin embargo, no siempre es posible que la persona sea consciente del ingreso, especialmente en casos de demencia, donde la capacidad de decisión está comprometida. En estas situaciones, el cambio de entorno y de hábitos puede generar estrés, por lo que la intervención del personal de la residencia y el apoyo familiar son aún más cruciales. Es común que los familiares cercanos experimenten sentimientos de culpa por haber tomado la decisión de ingresar a su ser querido en una residencia, y pueden sentir que la atención proporcionada debe ser óptima. En estos casos, la mejor solución es confiar en el personal del centro y abordar cualquier discrepancia de manera constructiva. Es importante recordar que el objetivo común es siempre el bienestar del residente.
Durante los primeros días en la residencia, se completan varios documentos importantes:
El expediente de ingreso
Este expediente es una carpeta creada por el centro que contiene una copia del contrato, el informe médico de ingreso, las comunicaciones al juzgado (si son necesarias debido a la incapacidad del residente para tomar decisiones), y copias de los seguros relevantes, especialmente el seguro de entierro.
El programa individual de atención (PAI o PIAI)
El PAI es un documento elaborado por los profesionales de la residencia geriátrica (enfermera, médico, trabajadora social, psicólogo, fisioterapeuta, educadora social, etc.) que describe las capacidades actuales de la persona mayor y detalla las áreas a potenciar para mantener y mejorar dichas capacidades. Es ideal que el propio residente participe en la elaboración del PAI y, en caso de no ser posible, que lo haga su familia.
Historia de vida
Cada vez más residencias geriátricas y centros de día reconocen la importancia de conocer la historia de vida de los residentes para proporcionar una atención integral y personalizada. A través de la historia de vida, se busca comprender los gustos, aficiones, costumbres, miedos y preferencias de los residentes, facilitando una atención individualizada que respete su trayectoria de vida. Dado que cada persona es única, su atención debe adaptarse a sus particularidades. Esta herramienta es utilizada por la mayoría de residencias en nuestro país, y es fundamental dedicarle tiempo y aportar toda la información posible, especialmente cuando la persona mayor no es capaz de recordar.
Autor del texto: Josep de Martí, Gerontólogo Social y Jurista.