Asturias presenta una de tasa de envejecimiento del 25 %. Esta situación no parece que vaya a revertirse, por el contrario, las previsiones apuntan a que el número de personas mayores seguirá aumentando y, con ello, la necesidad de ampliar servicios sociosanitarios específicos como residencias geriátricas, centros de día o especialidades médicas como la geriatría.
El proyecto de investigación de ámbito europeo en el que el área de gestión clínica de geriatría del Área Sanitaria IV de Asturias ha estado participando en los tres últimos años, junto con el Hospital de Getafe, la Universidad de Aston y el Hospital de Luton, en Reino Unido, y los hospitales Agostino Gemelli y Ospedale San Raffaele, de Italia en una importante investigación que estudia la eficacia de la coordinación de las áreas de geriatría con otras áreas hospitalarias.
El programa se denomina «Frailclinic», se enmarca en el Plan de Salud de la Unión Europea 2008-2013 y cuenta con un presupuesto de 4,6 millones de euros. Para hacer el estudio se tomó como muestra una población de 1500 personas mayores ingresadas áreas hospitalarias distintos al de la geriatría. Asturias participó con 300 pacientes hospitalizados principalmente en el servicio de cirugía del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias).
La primera fase consistió en evaluar la prevalencia de fragilidad en esos pacientes y establecer las herramientas para valorarla. La segunda fase consistió en la intervención. El objetivo era constatar si las recomendaciones del equipo de Geriatría mejoraban la funcionalidad de los pacientes y disminuían los efectos de la fragilidad: caídas, úlceras por presión, reingresos, atenciones en urgencias y, como consecuencias finales, dependencia, institucionalización y mortalidad. Hay que tener en cuenta también que los pacientes de edad avanzada tienen una menor respuesta al estrés, por lo que la probabilidad de que un ingreso hospitalario o una intervención quirúrgica tengan complicaciones posteriores es más alta.
Es estudio ha demostrado que una valoración geriátrica integral, que coordine a geriatras con el resto de médicos especialistas que tratan a la persona a través de un programa de detección y abordaje de los pacientes frágiles ingresados, mejora considerablemente su situación funcional de estos tres meses después del alta hospitalaria. También que seguir las recomendaciones del equipo de geriatría en esos servicios también contribuye a reducir la mortalidad y el volumen de reingresos a los doce meses del alta.
Los resultados muy buenos y ayudan a crear herramientas para tratar a los
pacientes mayores. Estas actuaciones mejoran la atención, son eficientes en cuanto a disminuir el coste sanitario y previenen la
dependencia.