La soledad de las personas mayores en las residencias

03/04/2019

Las residencias para la tercera edad son entornos que propician que las personas que viven en ellas compartan espacios y actividades. De hecho, en muchas ocasiones, el paso de vivir solo en el domicilio a vivir en una residencia mejora de manera notable la situación de la persona que antes se podía sentir sola y desatendida.

Aún así, la soledad es también un problema en las residencias para mayores, propiciada por circunstancias como la pérdida de personas de entorno cercano (fallecimiento de familiares y amigos), la separación de la familia o la ausencia de referentes tanto de personas conocida como de lugares habituales.

En Canarias se ha realizado un interesante informe que analiza los casos de soledad en las residencias geriátricas. El trabajo es el resultado del proyecto «Trabajando en red para conocer Soledad en ancianosrealidades» se ha realizado con financiación del Gobierno de Canarias y lo ha realizado la Fundación Tutelar Canaria Adepsi. Es importante pues, conocer los datos, permitirá implementar medidas para paliar este problema.
 
 
Según el estudio, el 14 % de las personas mayores que viven en residencias en las Islas Canarias no recibe nunca visitas de familiares o amigos. Es decir, están atendidos, pero están solos con respecto a su entorno anterior al ingreso.
 
 
Para hacer el estudio se tomaron como muestra 1791 residentes de establecimientos de Gran Canaria y Lanzarote en 31 centros, (el 94 % de los recursos disponibles). De ellos 238 están en situación de vulnerabilidad por falta de apoyos del entorno familiar, de manera que 147 no reciben ningún tipo de apoyo familiar y 91 están en el proceso de manera evidente. El perfil mayoritario es el de mujer (63%) con gran dependencia (49,19%).
 
 
No reciben visitas ni les llaman. El principal motivo expresado por las familias para no prestar apoyos a la persona mayor es la falta de vínculo emocional o de preocupación por ella en un 29,93 % de los casos; el 20,41 % aduce razones relacionadas con cargas familiares y el 16,33% manifiesta la imposibilidad de hacerlo por cuestiones personales. El trabajo destaca también la incidencia de la discapacidad psíquica o sensorial en personas mayores de 65 años con deterioro cognitivo.
 

Este tipo de estudios es fundamental para comprender y ayudar a las personas tanto a las que sienten las cargas familiares como, y sobre todo, a las personas mayores que se sienten solas y desatendidas emocionalmente por sus familias en las residencias.


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