El modelo inició su andadura en 2016. Se basa en la planificación individual y el principio de autodeterminación de la persona, con la intención de superar el modelo basado en la satisfacción de necesidades y provisión de cuidados fundamentalmente asistenciales y sanitarios.
En 2018, un centenar de residencias de mayores de Castilla y León ya han implantado este modelo. Las residencias para la tercera edad han tenido que hacer un esfuerzo para adaptarse tanto en organización como en espacios, pues las unidades de convivencia son para un máximo de 16 personas.
Castilla y León soporta una tasa de envejecimiento muy alta, eso une la necesidad de recursos con el reto de atender a una población muy envejecida y cada vez más dependiente. Esta organización en unidades de convivencia que mantiene el mismo personal cuidador permite que las personas sigan desarrollando sus proyectos vitales.
Para poder ir adaptando los espacios en las residencias, la Junta interviene a través del Plan de Inversiones Prioritarias y los acuerdos del Diálogo Social, en los que se pactó la reconversión de personas válidas en plazas para personas asistidas en las diferentes residencias públicas.
En la fotografía, una habitación en una residencia de ancianos en Suecia, país en el que Castilla y León se inspiró para poner en marcha el programa En MI Casa
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