La soledad es un problema para casi 300 000 mayores en Cataluña

04/05/2017

El Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat)cifra en caso 300 000 las personas de la tercera edad que viven solas en Cataluña, de ellas 223 000 son mujeres y 73 400 hombres. Esta situación es previsible que vaya a más, pues se calcula que para el año 2030, el 23,9% de la población de la comunidad será mayor de 65 años.

Soledad durante la tercera edadEl problema es la soledad no deseada, que es la que se calcula que afecta a unos 175 000 mayores de 65 años, es decir, cuando la persona mayor se ve sola por circunstancias, y que suele ir de la mano de una pensión que resulta escasa o muy justa para atender las necesidades.

La asociación Amics de la Gent Gran trabaja con voluntarios para paliar la soledad de las personas que viven solas y sin posibilidad o voluntad de estar en un centro o residencia geriátrica. En los últimos años, la asociación ha visto aumentar la necesidad de compañía de los mayores, hasta el punto de tener una lista de espera y precisar de manera urgente de 170 voluntarios más que puedan pasar unas horas a la semana con ellos, a pesar de contar con más de 1400 personas distribuidas en todo el territorio.

Normalmente había una media de 15 a 20 mayores esperando que algún voluntario les arrancara de su silencio, pero la demanda se disparó afinales del año pasado.

Otra entidad que ayuda a combatir la soledad no deseada en la Cruz Roja a través de su sección de Intervención Social, que cuenta con 1200 voluntarios, que resultan también escasos.

Los mayores solos, si tienen además problemas de movilidad, pueden pasar muchos días sin hablar con alguien. La televisión y la radio es su conexión al mundo, que, aunque están bien, no interactúan, de hecho, losservicios de telasistencia reciben muchas llamadas que no son realmente de urgencia, sino que responden a una necesidad de comunicación con alguien.

La soledad, es decir, cuando se carece de una red social de familiares o amigos por que han fallecido, porque no ha habido buenas relaciones o por otra circunstancia, se agrava cuando la situación económica es precaria. La falta de recursos recluye a las personas en sus casas, de manera que restringen todavía más sus posibilidades de inclusión y relación.

Hay otra soledad no deseada que es la de las personas que se han convertido en cuidadoras únicas de su pareja con deterioro cognitivo, pues es una compañía que ya no les reconoce.

Las personas solas son también más vulnerables a padecer enfermedades como la depresión o ansiedad y se intensifican las dolencias crónicas. También son un blanco más fácil para engaños y estafas.

Deben intensificarse los esfuerzos para paliar estas situaciones, no solo desde las ONG, sino desde la administración. El trabajo con asistentes sociales, estancias temporales en residencias y ayudas a domicilio pueden ser soluciones.

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