El método se creó para dotar a los profesionales de herramientas para que pudieran intervenir con las personas con demencia sin tener que usar medicamentos. El método se empezó a desarrollar al constatar que, aunque reducida, los pacientes con alzhéimer conservan cierta capacidad de aprendizaje que puede ser estimulada.
Lo doctores Mercè Boada y Lluís Tárraga han analizado los datos acumulados por las sucesivas evaluaciones neuropsicológicas bimestrales de los pacientes que siguen el programa, y han llegado a la conclusión de que a pesar de sufrir altos niveles de degeneración neuronal, la capacidad de aprendizaje de puede mantener.
Los pacientes están ocho horas en el centro, de lunes a sábado, realizando talleres de grupo para activar, recuperar o mantener sus capacidades físicas, intelectuales y sociales. Así, en el taller de psicoestimulación, realizan actividades individuales o grupales, con diversos grados de dificultad, para estimular las funciones mentales superiores; en el de psicoexpresión enfermos pueden reforzar su motricidad mediante técnicas de microgimnasia o juegos, y en los talleres ocupacionales, pueden realizar tareas manuales con el objetivo deactivar los recuerdos y la conversación.