Es común el tópico de que las personas mayores nos son buenos al volante,
pues se pierden reflejos o agudeza en la vista o el oído, sin embargo, las
personas mayores de Extremadura desmienten esta afirmación.
Las estadísticas desmienten el lugar común de que los mayores son un
peligro al volante. El último estudio que lanza la fundación Línea Directa es
claro cuando habla de los conductores de más de 65 años: los accidentes provocados
por las personas de la tercera edad son cuatro veces menos que en el resto de
tramos de edad.
En concreto en Extremadura, en 2016, solo 106 de las 92 419 jubiladosque tienen carnet de conducir en la comunidad se han visto implicados en
accidentes con víctimas: 60 en Cáceres y 46 en Badajoz.
Extremadura tiene censados 663 182 conductores (241 317 en
Cáceres y 421 865 en Badajoz), de ellos, los 92 419 que están en latercera edad, suponen el 13,9 %, pues bien, pese a la creencia común, este
colectivo tiene una tasa de siniestralidad que no llega ni al 1 % en
relación con el total de conductores de la región.
Si nos fijamos solo en los siniestros y no el número total de conductores,
las jefaturas de tráfico registraron en 2016 únicamente 418 accidentes con víctimas en Cáceres
y 348 en Badajoz en 2016 (27 mortales), de estos siniestros, un 13 %
implicó a una persona mayor.
Si bien es cierto que las personas mayores provocan menos accidentes, también
es verdad que cuando se ven envueltas en uno resultan peor paradas. El informe citado
indica que la mortalidad se aumenta en conductores mayores de 65. El accidente
más frecuente suele ser un varón con un vehículo de más de diez que se sale de
la vía.
El problema real para los mayores no está al volante, sino cuando son
peatones. Los peatones mayores de 65 años sufren mayor tasa de atropellos que
el resto debido a infracciones que comenten. Entre las más comunes se
encuentran irrumpir en la vía de forma inesperada o no respetar los semáforos y
las señales que impiden paso.
La percepción es que casi un 30 % de los españoles ven a los mayorescomo un peligro y un 40 % reconoce haber vivido situaciones de riesgo por
culpa de ellos.
Conducir un coche es una autonomía valiosa para las personas mayores, pues
les permita una libertad de movimientos y decisión importantes, ya vivan en su
domicilio habitual, estén en una residencia geriátrica o en un lugar de
veraneo. Además, si la pérdida de facultades se compensa con mayor prudencia y
respeto, no hay problema para seguir disfrutando de la carretera.
El interesante informe Mayores al
volante se puede consultar enhttp://www.fundacionlineadirecta.org/documents/206323/374335/Estudio+mayores+al+volante.