Muchos familiares, a pesar de que se preocupen por sus mayores, les visiten con frecuencia y velen por su bienestar, sienten que se quedan con incertidumbre o angustia si no están ellos presentes y tienen más sensación de abandono que la propia persona mayor ingresada.
Con la iniciativa de realizar talleres de sharing time se trata de prevenir la dependencia y evitar el
aislamiento sin tener que recurrir a tratamiento farmacológico. Además, a los
usuarios de la residencia les sirve para liberar emociones o la tensiones y
para elevar su autoestima.
A lo largo del año se programan dos o tres talleres al año en los que se trabaja con familiares, con usuarios de la residencia o con ambos colectivos a la vez.
Los talleres conjuntos son los que tienen más éxito, pues en ellos se comparte el día a día y se descubre la importancia de vivir el momento. Las sesiones duran alrededor de una hora y media.
Los talleres trabajan las emociones desde el juego, la risa y el buen humor. Se trata de ver siempre lo positivo de cualquier situación y normalmente son muy emotivos, pues en ellos participan padres, hijos, nietos o las parejas de personas ingresadas.
El taller se desarrolla en varias fases: empieza con una ronda en círculo para verse las caras y eliminar las tensiones iniciales, para lo que se hacen ejercicios de relajación, risoterapia, yoga de la risa o expresión corporal; después, los que pueden se ponen de pie y trabajan con la técnica de los chakras, con la que se intenta abrir con los cinco sentidos y contactar con la tierra y el aire; la siguiente fase es musical, donde se realizan ejercicios y bailes; posteriormente se acaba con una rueda de risa provocada y con una relajación.
La despedida debe ser con una palabra que suele ser relajado, tranquilo o satisfecho, o bien los participantes escriben la palabra y se la llevan para conservar las sensaciones vividas.