Según este estudio la tendencia de la sociedad es que cada vez más personas mayores vivan en residencias para la tercera edad, lo que debe llevar a pensar en entornos que favorezcan la convivencia y disminuyan la posibilidad de conflictos.
Se promueven cambios en el entorno arquitectónico, en las ratios tanto de personal como de personas a su cargo y la separación física de residentes que presentan problemas se convivencia. También es aconsejable tener registros y protocolos de actuación.
Conocer y prevenir el problema es su mejor tratamiento. Las autoras señalan que muchos agresores padecen demencia o deterioro cognitivo, también las víctimas pueden estar en esta circunstancia o presentar otro tipo de discapacidad. En los casos analizados la totalidad de los agresores eran varones y las víctimas de ambos sexos. Entre hombres las discusiones son con compañeros o familiares, por motivos a veces poco claros y sin que se deduzca premeditación. En el caso de violencia de género, el agresor suele ser la pareja sentimental de la víctima.
Las residencias para mayores en Baleares y en todos los lugares son pequeños mundos que reproducen, en cierta medida, lo que ocurre fuera. La violencia que se puede generar en un entorno de obligada convivencia debe ser considerada como un asunto prioritario. Muchas veces es el deterioro cognitivo, otras son falta de habilidades sociales, incluso la falta de actividad y relaciones puede llevar a situaciones de tensión que deriven en discusiones y agresiones. El conflicto forma parte de la vida, pero prevenir que derive en violencia y estar vigilantes ante agresiones es fundamental para el bienestar de las personas y el buen funcionamiento de los centros.