Aunque no debemos ponernos metas inalcanzables que solo nos llevarían a la melancolía, como aprender a tocar el arpa con setenta años y artritis, todos tenemos un instrumento que podemos afinar a cualquier edad, nuestra voz.
Muchos psicólogos y gerontólogos han explicado losbeneficios de cantar en un coro.
En primer lugar, es compartir en un grupo una actividad común y placentera, conocer a personas afines y aprender y compartir en un ambiente lúdico.
Físicamente, cantar puede ser un esfuerzo, que ayuda a entrenar la respiración y mantiene la capacidad pulmonar si se practican de manera correcta los ejercicios pertinentes. También se entrena la atención y precisión: atención al director, a la partitura al momento de las entradas…, concentración en la voz, en el ritmo y la memoria, hay que retener letras, notas, movimientos… Fomenta el autocuidado también, pues mantener la voz y acudir exige vigilar resfriados y estar en condiciones para ir a los ensayos, además de arreglarse y salir del sitio habitual.
No menos importante es la proyección social cuando se hace una audición o concierto. Aunque sea para los compañeros de centro o residencia de mayores, la preparación, vestirse para el evento, ofrecer el esfuerzo y que otros disfruten y lo agradezcan es una inyección de autoestima y gusto por lo que se hace.