La propuesta, coproducida por Teatros del Canal y Bella Batalla, explora la memoria y la mente a partir de las relaciones entre padres e hijos y, con lenguaje teatral, se reflexiona sobre los puentes que tratan de llegar al «otro».
La función corre a cargo de Carlos Tuñón y su compañía [los números imaginarios], trabajan a partir de El rey Lear, junto a Bella Batalla y con la participación dramatúrgica de Gon Ramos. La propuesta de Tuñón y los suyos explora la memoria y la mente a partir de las relaciones intergeneracionales de hijos, padres, abuelos, que quieren ser trasunto de todos los padres y todos los hijos. Utiliza el «diálogo teatral» como medio y pretexto para reflexionar juntos sobre los puentes que trazamos para llegar al «otro».
La compañía al completo trabaja sobre la memoria y la mente, donde Lear ofrece un marco de un valor incalculable.Participan ocho enfermos de alzhéimer y sus familias que han pasado por los talleres previos que el equipo creativo realizó entre octubre de 2018 y febrero de 2019 en el Centro Danza Canal en los que la música y el baile, el lenguaje verbal y el no verbal, han sido el nexo de unión con la desdichada historia familiar del rey Lear y sus tres hijas.
Se tratan las relaciones intergeneracionales desde los conceptos de desaparición, de acompañar, sostener y soportar y, a partir de ahí, establecer relaciones que tienen que ver con el cuidado, el acompañamiento y la comunidad familiar.
En Lear (Desaparecer), cada miembro de la compañía ha escrito una parte, una versión de los hechos que han dejado por escrito en un periódico que constituye la escenografía y que público y actores rompen en cientos de trozos que alfombran el escenario. También es muy importante la música. La personas con alzhéimer han participado muy activamente y, aunque no está previsto que lo hagan en las funciones, podrán ser parte de ellas como público.
Todo este proceso creativo y esta enriquecedora experiencia han dado lugar a una pieza de teatro experiencial de 3 horas de duración en la que un elenco de 10 actores, junto al público que quiera participar en las dinámicas en directo, construirán una memoria colectiva sonora.
Carlos Tuñón y su compañía [los números imaginarios] se están revelando como uno de los colectivos de investigación y experimentación teatral más interesantes de los últimos años en España. Ya con su primer proyecto, La cena del rey Baltasar, recorrieron numerosos festivales con una versión del auto sacramental de Calderón en el que parte del público se sentaba a una mesa para doce comensales junto a los actores. Después vinieron Hamlet entre todos o La última noche de Don Juan, con un papel siempre muy activo del público, que es deliberadamente parte fundamental para la creación in situ de las piezas.