Las mujeres mayores son víctimas muchas veces invisibles de una violencia
de genero ejercida durante muchos años, que es muy difícil de asumir por ellas,
pues en muchos casos la han normalizado. Se trata en la mayoría de ocasiones de
un maltrato invisible para la sociedad que se ha dado en el hogar y se prolonga
cuando la pareja ingresa en una residencia para la
tercera edad. No siempre se trata de violencia física, el abuso puede estar en acciones
que pasan desapercibidas: control del dinero, veto a llamadas o visitas,
imposición de actividades, etc.
Según el Consejo General del Poder Judicial, de las 54209 denuncias interpuestas por malos tratos, solo 1042 (1,9 %) fueron interpuestas pormujeres mayores de 65 años. Las causas de que sea un porcentaje tan bajo son múltiples: la mencionada normalización, la dependencia económica del maltratador, el aislamiento, el convencimiento de que a su edad ya no pueden rehacer su vida y la vergüenza son las más habituales.
Se trata de un buen paso en la lucha por los derechos de las mujeres, en este caso de las mujeres mayores que son especialmente vulnerables. De hecho, no es extraño que la situación de maltrato prolongado genere en ellas patologías en forma de dependencias malsanas u otros trastornos psicológicos como alteraciones del sueño o de la alimentación que en edades avanzadas afectan de manera grave la salud.