Este interesante estudio, que apunta a una nueva diana terapéutica, se ha
publicado en la revista Nature Neuroscience ha contado con financiación de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el
Bueno.
Los resultados demuestran que la proteína denominada SFRP1(Secreted-Frizzled-Related-Protein-1), analizada en muestras de pacientes con alzhéimer en todas las fases de la enfermedad, presenta un nivel anormalmente elevado, y que aumenta según avanza la enfermedad. La conclusión es que es fundamental en la cascada tóxica que da lugar a la acumulación de péptidos amiloides y al desarrollo de otras marcas características del alzhéimer.
Los análisis se han llevado acabo con muestras de líquido cefalorráquideo de pacientes vivos y con postmortem de tejido cerebral. Los modelos de ratón se han utilizado pata probar la hipótesis iniciales del trabajo. En estos animales, se ha comprobado que que la sobreexpresión de SFRP1 en el cerebro acelera la aparición de placas amiloides, marcas de inflamación y alteraciones en las neuronas, mientras que si se inactiva la proteína de manera genética o con anticuerpos se favorece el procesamiento no tóxico de la proteína amiloide (PPA) en las primeras etapas de la enfermedad en modelo de ratón.
Si el incremento de los niveles de SFRP1 en el cerebro de pacientes con alzhéimer es responsable de aumentar el procesamiento tóxico de la proteína precursora amiloide y su acumulación, así como de otras alteraciones cerebrales característicos de la enfermedad, se plantea una interesante posibilidad terapéutica. Además, el análisis de los niveles de la proteína SFRP1 en sangre pueden predecir el alzhéimer antes de que se manifiesten los síntomas, lo que permitiría obtener un marcador para el diagnóstico temprano de la enfermedad.