La
Comunidad de Madrid tiene una población mayoritariamente joven y adulta, un
44,4 % están entre los 16 y 44 años, el grupo de
edad de 45 a 64 años, que
supone el 24,3 %, los niños y adolescentes son el 15,2 %, y los
mayores de 65 años el 16,7 % del total. En una de las regiones de España que
menos experimenta la tendencia al
envejecimiento, sin embargo, el volumen de la
población, su tendencia a crecer y su concentración en grandes núcleos presenta
problemáticas que deben atenderse y en las que la atención a las personas
mayores debe ser un punto primordial.
En Madrid existen distintos modelos de gestión de estas residencias:
gestión directa, concertada, indirecta y privada.
En este sentido, nos nacemos eco de una propuesta que del Grupo Socialista de
la Asamblea de Madrid, que ha registrado una proposición no de ley que propone
que los servicios técnicos de la Consejería
de Políticas Sociales y Familia elaboren un protocolo de atención
común y único de obligado cumplimiento para todas las residencias de mayores,
independientemente de si son de gestión directa, indirecta o contratadas y las residencias privadas que opten a algún tipo de concierto o contrato con la
Consejería de Políticas Sociales y Familia para la gestión de plazas públicas.
El PSOE solicita un modelo de atención viable, que analice los costes de
los servicios que se dan a los residentes de las residencias de mayores que
impida que se hagan propuestas de contrato por debajo de los costes reales,
pues eso repercute de manera directa en la calidad de la atención.
La proposición también contempla las ratios mínimas profesionales y la
elaboración de un protocolo de atención y coordinación con la red pública
sanitaria, que garantice la atención continua a las personas dependientes,
zonificado y jerarquizado con acceso a todos los profesionales a la historia
clínica y al programa individual de atención.
Según el portavoz del Grupo Socialista, los establecimientos geriátricos ya
no tienen el carácter asistencial de antes, ahora se consideran instrumentos
vivos y adaptables a las características particulares de cada uno de los centros, con una perspectiva ética de la atención prestada, con respeto a los
derechos y la capacidad de elección del usuario, interdisciplinariedad,
participación y con el eje central del plan individual de intervención.
En Inforesidencias nos parece positivo que se adopten medidas en un
protocolo único que marquen los estándares mínimos de la calidad de atención que todas
las personas que viven en residencias de mayores deben tener, siempre que se haga escuchando a los actuales prestadores y que además, se tenga la flexibilidad necesaria que permita a los centros y empresas
innovar, plantear mejoras y crecer en los servicios que se prestan para, de
este modo, avanzar en la calidad de la atención.