La primera fase del proyecto consiste en dar a los alumnos plantones, tierra y pequeños maceteros para que las cuiden y supervisen su crecimiento hasta que puedan ser trasplantadas. Este año se les entregaron 215 plantas de pequeño tamaño, a las que han cuidado para tenerlas lo más sanas y bonitas posible antes de llevarlas a su lugar definitivo de crecimiento.
La segunda fase ha consistido en la plantación definitiva en las residencias de mayores. Los alumnos del CEE Miguel Hernández la hicieron en los jardines de la Residencia de Nuestra Señora de La Soledad y del Carmen con la ayuda de algunos mayores residentes; los de Envera, en la Residencia Sanitas y el Centro Social El Vivero, con la colaboración también de varios mayores; y los de Asprodico en el jardín de la Residencia Amavir Colmenar.
El objetivo del proyecto es doble. Por una parte, se busca que los alumnos con diversidad funcional aprendan cosas sobre las plantas y, lo más importante, que se involucren en su cuidado, una forma de estimular sus aptitudes y continuar contribuyendo en su normalización e integración en la sociedad, en este caso, a través de la jardinería; y, por otra parte, se pretende que los mayores tengan una actividad nueva que les mantenga activos, que les haga sentir responsables y cuidadores de unas plantas que van a pasar a ser suyas desde el momento en el que se plantan en suresidencia.
«Sabemos, por ediciones anteriores, que tanto para los alumnos como para
los mayores es una actividad muy enriquecedora y que todos acaban creando unos
lazos entre ellos que perduran en el tiempo», explica la Concejala de Familia y
Servicios Sociales colmenareña, Carolina Calvo.