Adaptar la vivienda para la tercera edad

28/06/2019

Las escaleras, las estancias oscuras y los desniveles, entre otros factores, pueden suponer un grave riesgo para las personas mayores que viven solas, pues los problemas para desplazarse y realizar tareas que antes eran habituales cada vez pueden resultar más complicadas.

Quienes viven solos, necesitan atención concreta o tienen problemas de dependencia optan por estar atendidos por los profesionales que trabajan en las residencias de la tercera edad, pues en la gran mayoría de los casos es la opción más recomendada y más segura, además de ser la que permite mantener la calidad de vida de la persona mayor y lograr que se produzca un envejecimiento activo. 

Sin embargo, si el mayor vive en su casa, en numerosos casos resulta hasta obligatorio adaptar muchas partes de las estancias para prevenir caídas u otras lesiones. Por ejemplo, en una vivienda de varias plantas, muchos deciden habilitar la principal, la que se encuentra a pie de calle, para la vida diaria. Así pues, concentran la cocina, el baño, el salón y un dormitorio en la misma superficie, ahorrándose los posibles imprevistos que puedan surgir si tuvieran que desplazarse por las escaleras a otras habitaciones, y ganando mayor autonomía.
 
Otras prácticas útiles y aconsejables son algunas de las siguientes:
  • Adaptar los aseos y cuartos de baños con retretes especiales, duchas antideslizantes, agarradores extra, etc.
  • Mejorar la iluminación de la casa instalando detectores de presencia que iluminen los pasillos, luces automáticas y programadas.
  • En la cocina, regulando la altura de los muebles, a fin de evitar usar escaleras o sillas para coger lo que se almacena en dichos compartimentos.
Además de las pautas anteriores, también es recomendable instalar un sistema de teleasistencia en caso de que la persona mayor se halle indispuesta o comience a notar algún dolor inusual para alertar a los servicios sanitarios.

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